Alguien me decía hace unos días que la única gran revolución pendiente era la de la mujer, entendiendo revolución no en el sentido clásico, violento y traumático de la palabra, sino como culminación definitiva y rápida de la evolución en la que la "lucha" de los sexos se encuentra inmersa desde el principio de los tiempos.

Coincido plenamente con ese planteamiento en sus dos facetas. Afortunadamente con la civilización nos hemos ido aproximando en derechos, deberes y compromisos, ayudados por el hecho de que la ciencia y la tecnología van virando la fortaleza que marca la superioridad de la fuerza bruta a la de la inteligencia y a las múltiples cualidades en que ésta se representa, múltiples caras de un mismo poliedro.

Es innegable que lo ya recorrido es enorme en todo el mundo occidental y también, aunque aún algo menos y más recientemente, en España. También lo es que falta el avance final, la consolidación que se verá cuando nuestras mentes y sobre todo las de los más jóvenes entiendan la igualdad en el ámbito personal y social entre ambos sexos con la misma naturalidad con la que se entienden las diferencias biológicas entre ambos géneros. No falta mucho aunque los últimos metros no suelen ser los más fáciles.

El jueves en Madrid se inauguraba la primera de las muestras de un ciclo que he promovido junto con una magnífica embajadora de lo zamorano en la capital de España, Ruth Ruíz, y en el que, con la inestimable ayuda y acogida de la unión de autónomos y emprendedores UATAE y su secretaria general María José Landáburu, pretendemos abrir una puerta de salida y promoción a jóvenes creadores zamoranos en cualquiera de los campos de la creación artística.

No ha sido casual que la primera iniciativa esté protagonizada por Elena Ayuso, excelente pintora en pleno desarrollo de su potencial creativo y de configuración de un estilo muy propio, personal, femenino y, por eso mismo, salvaje en el mejor sentido de la palabra salvaje, natural, instintivo, visceral, puro y sin artificio. No lo ha sido que UATAE haya decidido que en torno a su obra gire la conmemoración del reivindicativo día de la mujer (como si no todos los días debieran ser el de la mujer y también el del hombre).

Intentaremos que a Elena (LNA) la sigan otros nuevos creadores zamoranos. Entre tanto su exposición, que permanecerá hasta el último viernes de marzo, tendrá ya con toda probabilidad una segunda parte, de nuevo en Madrid, en el centro cultural Matadero. Una pica en Flandes como la que la lucha por la igualdad pone y debe seguir poniendo cada día en nuestra sociedad. Pincelada a pincelada, trazo a trazo, no con algo tan históricamente masculino y desfasado como el puño, el palo o el insulto, sino con pinceladas de genio e ingenio, con la constancia y la perseverancia que surgen de saber que estamos no ya en el camino correcto, sino en el único posible y admisible. En la diferencia, iguales.

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