Corren malos tiempos para el "mundo rural" que agricultores, cazadores, pescadores, el mundo de la tauromaquia y otros sectores relacionados con el campo reivindicaban fechas pasadas, protestando contra los "continuos ataques" del Gobierno que sufren "en todos los frentes". Del Gobierno y de colectivos minoritarios que quieren acabar con modos de vida, tradiciones, costumbres como por ejemplo la caza que la especie humana ha practicado desde la prehistoria. Algunos grupos pretenden dar lecciones de humanidad intentando salvar a los queridos animalitos del planeta azul mientras no hacen ni dicen nada por la seguridad de los más vulnerables, los niños y los ancianos que no son precisamente muy bien tratados en el ocaso de sus vidas.

Esa gente no sabe, porque no le da la gana, que la caza ha sido la primera y principal ocupación de los hombres. Tan es así que los primeros grupos humanos utilizaron un sistema de caza, pesca y recolección lo suficientemente eficiente como para garantizar el poblamiento del planeta. Pero que más le da a esa gente que protesta contra todo lo establecido como si lo que ellos predican y defienden fuera lo mejor. Por si acaso prefiero lo malo conocido que ellos apuntan que lo bueno por conocer que patrocinan. Sin que por ello reconozca que lo malo es aquello que señalan.

El mundo rural está cabreado con razón, con más razón que nunca. Cierta progresía mal entendida quiere abolirlo todo, secundada por el Gobierno en unos casos y por otros partidos políticos que quieren imponer lo suyo. Nadie ha impuesto la caza. La caza fue una necesidad para la supervivencia del género humano. Si no quieren reconocerlo así, mal vamos. Todo lo que está relacionado con el campo, toros incluidos, parecen querer cargárselo de un plumazo y nunca mejor dicho. Quieren cargarse el ganado de bravo, con el fin de acabar con las corridas de toros y no caen en la cuenta del tremendo daño que hacen a un importante sector que da muchos puestos de trabajo. Porque el ganado bravo sin el fin para el que es criado no tiene razón de ser.

Sería preferible que, sin por ello abandonar a los queridos animalitos, dedicáramos más tiempo y más atención a nuestros mayores. Sí, hombre, a esos seres entrañables que peinan canas, que tienen el rostro marcado por surcos profundos que delatan no sólo el tiempo vivido, también el trabajo, los problemas, los esfuerzos, la penuria en algunos casos, la dureza del campo cuando del medio rural se habla. Pero, mire por donde, no hay plataformas, no hay colectivos que defiendan la dignidad de nuestros mayores.

Como los protestones de esos colectivos, cuantas veces absurdos que nacen al amor de la subvención, sigan en su empeño, acabaran por pedir la prohibición del café con leche, porque la leche procede de un animal, la vaca y se la maltrata en el momento de su ordeño. Y comer carne porque hay que matar al animal. Y pescado, porque se esquilma a los habitantes del mar. Y la verdura, porque también son seres vivos que sufren al ser arrancados de la tierra. Y así acabaremos muriéndonos por inanición. Que las prolíficas liebres y conejos invadan el campo, que se coman los cultivos pero que no los cacen, entre otras especies, por mucho que arrasen el campo.

Estoy a tope con el medio rural porque la mayoría de nuestros alimentos provienen del campo, estoy con la caza, estoy con la tauromaquia, estoy con la pesca. Y ahora que me insulten, que me masacren, que me pongan a escurrir. Es que me da igual. Ya está bien de que nos manipulen, de que nos uniformen, de que nos digan que es lo bueno y lo malo según sus criterios. Yo también creo que, lamentablemente, el mundo rural está siendo atacado en todos los frentes.