Leemos en la prensa diaria y escuchamos en los informativos que, al paso que vamos, la salud de la Seguridad Social es cada vez más precaria, lo que nos suscita la pregunta ¿Están a salvo las pensiones del futuro?

El servicio de estudios del BBVA, creo recordar que en fechas recientes estimaba que para mediados del presente siglo, esto es años 50, serán necesarios del orden de unos veintiocho millones de cotizantes, ¡ojo al dato! Esto es, diez millones más de cotizantes que en el momento presente, necesarios para la sostenibilidad del sistema. Ese es el gran objetivo, la sostenibilidad del sistema, tema que nos preocupa a todos máxime teniendo en cuenta el envejecimiento del la población, y el retraso del factor de sostenibilidad.

Hemos de partir de la idea central de que en España el sistema público de pensiones es el eje central del llamado Estado de Bienestar, donde se manifiesta el principio de solidaridad ente las distintas generaciones del pasado, del presente y venideras.

Hemos escuchado a los expertos en temas de Seguridad Social hablar de sistemas de reparto y de capitalización. En España el sistema vigente es el de reparto, en esencia, vía recaudación cotizaciones de trabajadores en activo, se pagan las pensiones; y en el de capitalización, según aporta el trabajador en su vida activa de cotizante así percibirá una vez acceda a la jubilación. Todo ello dicho en términos comprensibles para todos, especialmente para mis queridos lectores, a quienes van dirigidas estas líneas, y son quienes me dedican su atención y motivan a escribirlas.

El mantenimiento de un sistema público de Seguridad Social de reparto, como es el español, va a depender esencialmente de dos cuestiones: la demográfica, esto es, del número de personas que perciben pensión - pensionistas - y número de años que vamos a permanecer cobrando la pensión; y como todos sabemos, la esperanza de vida cada vez es mayor, y la otra cuestión es la relación salario y pensión media.

Sin entrar en disquisiciones doctrinales y en análisis de estudios profundos que no son objeto de estas líneas, hemos de manifestar que el sistema, según los medios informativos, tiene un agujero, permítaseme la expresión, del orden de 18.000 millones, cantidad ciertamente preocupante.

La cuestión bien merece una reflexión y que se tomen las medidas oportunas para garantizar la sostenibilidad y percibo de las prestaciones.

Se ha podido apreciar que ante el evidente endurecimiento de las condiciones se han disparado las jubilaciones parciales con contrato de relevo para personas con 61 años que han decidido optar por esa figura que, presumiblemente, en breve plazo desaparecerá.

En el tema de las pensiones todo es cuestión de realizar los oportunos cálculos a efectos de establecer la cuantía de la futura pensión a percibir, una vez se reúnan los requisitos exigidos para el acceso a las mismas.

Es sabido que, uno de los objetivos es limitar las prejubilaciones y que la edad efectiva de la jubilación se acerque lo máximo posible a la edad fija por la ley, y alargar los períodos para el cálculo de la pensión a los 35 años, y ello con la finalidad de mantener el gasto de pensiones constante en relación al PIB. Esto son palabras mayores que ya escapan a nuestros conocimientos.

Las elecciones están a la vuelta de la esquina ... por favor, no prometan lo que es imposible cumplir, luego quedan muy mal. Sean realistas. Los pensionistas actuales y los venideros tienen derecho a pensiones dignas y vivir dignamente no es vivir lleno de privaciones.

Señores políticos prediquen con el ejemplo, la palabrería cansa y suele pasar factura a la hora de emitir el voto.