¿Qué tienes del pasado/ tiempo, sino dolor?

Por motivos de edad, me estoy preparando mentalmente para la llegada de la jubilación. Cumplidos ya los 65 años de edad, y habiendo comenzado a trabajar joven, y sin apenas tiempo para el ocio y para cultivar mis aficiones, más allá de la lectura y la escritura de mi columna para nuestro periódico La Opinión El Correo de Zamora, en atención a Uds., mis queridos lectores, y artículos sobre temas relacionados con el Derecho, para revistas y mis paseos diarios, créanme que durante más de cuarenta años solamente me he dedicado y dedico al ejercicio de mi profesión y a la enseñanza durante casi tres décadas. Pero todo llega y espero, si no hay modificaciones legislativas de última hora, deseo que no, ya el próximo otoño pueda pasar a la situación de pasante y poder disfrutar del ocio.

El día pasado leía, en un diario económico, un artículo en el que se recogía que trabajar más de 55 horas semanales aumenta en un 33% el riesgo de sufrir un infarto.

La lectura de este artículo me recordaba el contenido de un libro titulado "Que tu trabajo no acabe contigo", lo que me llevó a escribir, este verano, una columna titulada "El estrés" como bien recordarán mis lectores habituales. El estrés por motivos laborales está en todos los ambientes y centros de trabajo en general, salvo excepciones, dichos los trabajadores, cuyos centros de trabajo están libres de estrés.

Las presiones laborales, el exceso de carga de trabajo, las reducciones de plantilla, el cumplimiento de objetivos, horarios, la productividad, la competencia, el prometido ascenso profesional, que no llega, y mil y una obligaciones que se nos imponen y no están compensadas, y aún estándolo, nuestra salud es mucho más importante que unos pocos euros.

La elección a favor del bienestar frente al estrés no admite duda.

¡Fuera el estrés de nuestra vida! Procuremos dedicar más tiempo al ocio. Es difícil. Lo sé, pero hemos de intentarlo.

Nuestra generación fue educada para trabajar y trabajar, cuanto más trabajo mejor y créanme que he llegado a la conclusión de que tanto trabajar es pernicioso, tanto en el plano laboral como personal. En la vida hay que saber dosificar y desconectar del trabajo, sé que ello no es fácil, especialmente en las profesiones llamadas liberales, que dicho sea con el máximo respeto, más que liberales son esclavizantes, porque prácticamente han perdido toda la libertad que tuvieron antaño.

Las profesiones liberales suelen tener jornadas laborales eternas, fines de semana que se utilizan para finalizar trabajos que durante la semana no se pudieron efectuar; en el caso concreto de la abogacía, que es la profesión que ejerzo y conozco, el sometimiento, a plazos, vencimientos, lexnet, etc... es estresante.

El estrés y la ansiedad conviven en nuestro día a día.

Aprecio en las nuevas generaciones un cambio de mentalidad en relación con la nuestra, que anhelan tener una vida personal más llena, más plena, basada en el principio de trabajar para vivir, y no vivir para trabajar.

Ya al final de mis días profesionales, estoy convencido que hemos de dedicar menos tiempo al trabajo y más al ocio, en definitiva a nosotros mismos.

Hagamos examen de conciencia y veamos en qué situación nos encontramos.

Mi consejo es que hemos de saber desconectar del trabajo y dedicar más tiempo a la familia y al ocio, creo que todo es cuestión de saber priorizar.

Quien estas líneas escribe ha llegado tarde a esta conclusión, demasiado tarde. Por eso espero tomen mi consejo, seguro que algún día me lo agradecerán.

Procuremos que el trabajo no invada nuestro tiempo libre. Nuestro tiempo es nuestro y no está compensado con honorarios o ingresos extras.

No quisiera terminar estas líneas, sin recordarles el poema de Jorge Luis Borges:

Supiste que vencer o ser vencido

son caras de un Azar indiferente,

que no hay otra virtud que ser valiente

y que el mármol, al fin será el olvido.

Ardes glacial, más solo que el desierto;

nadie llegó a tu alma y ya estás muerto.

Los compañeros de profesión, seguramente conozcan bien el refrán : "Al villano, dadle el dedo y tomará la mano.

"Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres".