Copiar es sencillo, en el hermetismo de la individualidad se intenta ennoblecer aquello de lo que carecemos...

Primeramente pretendemos ser únicos, pero resulta que tan noble linaje se extingue pronto. A las puertas de la adolescencia comienza el asunto: primero domina la aceptación y después comienza la imitación. Qué poco dura la tenacidad ¿no? Generalmente los jóvenes van vestidos todos igual, no son herencia de sus padres. Claro, en otras épocas cada apellido era admirable nombre de vigor. Ahora, posiblemente me equivoque, prima la emulación y el pasotismo.

Me llama la atención ver a tantos jóvenes vestidos igual. ¿No son capaces de llegar a ser ellos mismos? Visten igual, hablan igual, se comportan igual. Y por supuesto, piensan igual. Con cierta arrogancia caminan por las calles, soñando que son arte moderno y no perciben que el verdadero colorido reside en ser uno mismo, no uno más. Hace pocos días, caminando con un amigo, vimos pasar un nutrido grupo de jóvenes, todos iban vestidos igual, eran la definición perfecta de la copia. Con carácter reflexivo, y con cierto estupor, comentamos el tema. Por supuesto, tratando de interpretar lo que acabábamos de ver... Qué contradicción ser joven, la mayoría son discípulos de la tendencia y la moda, alentados por el ánimo de las redes sociales prefieran el concepto estético al concepto analítico. No, posiblemente no comprendan que ser uno mismo es respirar con libertad su propia esencia. Un imitador jamás agita sus convicciones, en la absurda comparación reside todo su anhelo. Es imposible comprender determinadas cosas; me entristece pensar que muchas convicciones serán el destino tiránico de la moda y la tendencia. Sí, todos hemos sido jóvenes, por supuesto, pero antes de Internet otras generaciones no han sido impaciencia de los absurdos "selfiiiiiis", ni de los whatsApp, ni de... En fin: vaya panorama. Cuando tratamos de gustar a todo el mundo, al final no gustamos a nadie. Otras generaciones ordenaban su ropa para seguir vestidos por el impaciente camino de la vida. Ahora, ordenan su ropa pensando que un pantalón será más favorable para un "me gusta". Qué delicia es la juventud que sabe ejecutarse con sus propios colores sin emular a nadie... Posiblemente, a día de hoy, ser único es sinónimo de ser raro; conservando el poder de la intuición me aventuro a decir, que muchos jóvenes dejan adolecer su propia música para formar parte de un gran pentagrama: la tendencia. Qué error, qué error. Me consuela pensar que en el interior de un joven reside un adulto. A determinada edad la madurez deja de aparecer en grado de tentativa y se convierte en fija. Ya lo creo, ya, ¿verdad?