No puedo por menos que mostrarme de acuerdo con la homilía pronunciada por nuestro obispo, don Gregorio Martínez Sacristán, en la misa pontifical de clausura del Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías, francamente mejorable en muchos aspectos. No se puede tomar la Semana Santa a la ligera. Eso es lo que quieren aquellos que pretenden destruirla y convertirla en otra cosa. La Semana Santa, especialmente en Zamora, tiene un "fundamento religioso" incuestionable. Los que hablan de hecho cultural y lo dejan ahí, se equivocan o simplemente le hacen el juego a los que quieren desmontar la Semana Santa tal y como la hemos venido viviendo desde siglos atrás.

Sé sobradamente que no todo lo que dice monseñor Martínez Sacristán es acogido con el debido respeto. Los corrillos y las capillitas en este ámbito en concreto están a la orden del día. A pesar de las críticas que se le hacen en ciertos sectores, don Gregorio tiene más razón que un santo y dice verdades que a algunos les escuecen. Sabido es que 'quien dice las verdades pierde las amistades'. Y, cierto es, la Semana Santa no es un espectáculo más como los que puedan proporcionar las mascaradas y el carnaval. Porque si nos ceñimos a las tradiciones, las romerías, en su mayoría, tienen el componente religioso que algunos querrían borrar de su pasado y sobre todo de su presente.

Tiene razón monseñor cuando afirma que hay muchos zamoranos que no quieren perder la esencia de la Semana Santa, tal como fue en el plano religioso, mejorándola, si eso es posible, y que no se mezcle con otras tradiciones y costumbres que la desvirtuarían. Lamentablemente los que claman por ello, "están callados" no sé si por respeto, por miedo, por prudencia, por timidez o esperando que otros lo hagan por ellos. Ese es el eterno problema de Zamora. Entiendo que es difícil dar la cara sobre todo cuando sabes que te la van a partir, como en mi caso. Esconder la cabeza bajo el ala no es lo más aconsejable.

En otro plano, resulta insultante la falta de respeto por parte de la autoridad competente que lo consiente y por los que se esconden en "Transgress Fest", permitir una celebración minoritaria de ese calibre, en plena plaza de la Catedral. Como si Zamora no tuviera otros rincones. ¿No quieren potenciar Valorio? Pues que se lo lleven al bosque, reino de la Caperucita y el Lobo más licenciosos. Nadie dice que no se celebre. Allá cada cual. Simplemente y por sentido común y por decencia, se pide que sea otro el marco. Como católica me parece una aberración que se consienta por parte de la autoridad municipal que es la que permite o prohíbe. Hay que meterle los dedos a la Iglesia de Dios hasta hacer que vomite. Eso es lo que parecen pretender. Luego, siempre hay algún tibio que en privado busca el perdón del señor obispo. Son tantas las incongruencias.

Hay que saber respetar y no provocar. Pedirle eso a la autoexcluyente clase política es batalla perdida. Ellos a lo suyo que no es lo de todos. A despotricar de clero y jerarquía eclesial, de manifestaciones religiosas pero, hete aquí que como también votan y en el seno de la Iglesia hay sacerdotes de distintas sensibilidades, también se emplearán a fondo con ellos tratando de arrancarles el favor de su voto. Los católicos militantes, los hay de pacotilla, no podemos consentir que la falta de respeto a la Iglesia y a las manifestaciones religiosas se institucionalice. La Semana Santa no se puede prostituir en unos casos y travestir en otros como pretenden unos pocos.