Poner a los peques, en cuanto llegan a casa, sentados frente al televisor, es un error que atenta contra la salud de los pequeños. La tele se ha convertido en un estímulo poderosísimo para los 'pezqueñines' de la casa. Tanto avance y tanta gaita están impidiendo la necesaria socialización de los niños. No ha tanto, las muñecas, los balones de fútbol, las cocinitas, los juegos de construcción y tantos y tantos juguetes inolvidables, eran los reyes. Hoy, entre la tablet y la tele, han dado al traste con los juegos tradicionales. Eso sin contar cuando el móvil entra en escena.

Que sepan los papis que la tele es tan adictiva como las drogas de diseño, especialmente para los menores de dos años. Por lo menos en Estados Unidos así lo reconocen, hasta el punto de que el tiempo que pasan ante la pequeña pantalla se ha multiplicado por cinco en menores de dos años desde 1997. La tele se ha convertido en el horizonte y el paisaje que los chiquitines tienen todo el santo día ante sus ojos. Según un estudio, se ha pasado de la media hora de 1997 a más de las tres horas invertidas en 2014 por el público infantil viendo sus programas favoritos, casi siempre de dibujos animados. Los propios padres estadounidenses reconocen la pasada monumental.

Los expertos afirman que la tendencia seguirá en aumento previsiblemente por la invasión tecnológica que sufren la mayoría de los hogares en países occidentales. Los niños acabaran como 'Bob Esponja' con la cabeza cuadrada o ligeramente rectangular, dependiendo del aparato que tengan en el hogar paterno. Más juegos, más salidas al parque, más relacionarse con otros niños, más excursiones y visitas a museos, por pequeñitos que sean y menos televisión. Por algo se la llamó siempre 'la caja tonta'. Entre los tontos que hay dentro y lo que la tele crea fuera, el censo aumenta peligrosamente.

Y si ya hablamos de los hermanos mayores, la cifra es escandalosa. Lo malo es que los hermanos mayores no sólo acceden a los dibujos animados, también ven otro tipo de programas que no son precisamente "Saber y Ganar" en los que la violencia es el detonante, cuando no el sexo, cuando no la chabacanería y la cutrez imperante, por ejemplo en 'Sálvame'. Hay que proteger a los niños, hay que salvar a los niños de todo lo que la tele les mete por los ojos y por el resto de sentidos. Los excesos frente al televisor se asociaban en otro tiempo con problemas de aprendizaje y de tipo emocional para los niños, lo que ya en su día desembocó en la recomendación de la Academia Americana de Pediatría de evitar por completo la pequeña pantalla en niños menores de 18 meses.

Eso en Estados Unidos. Con respecto a España tampoco hay mucha diferencia. A los niños no se les muestra la vida y el mundo a través de la pantalla de un televisor. Entre la tele y las nuevas tecnologías, la vida de familia se está destruyendo de forma alarmante. Ciertos manuales, y no precisamente el de Sánchez, dedican páginas a la colocación del móvil en comidas de empresa y celebraciones familiares y sociales. Cuando lo suyo sería silenciar el teléfono y alejarlo lo más posible de la mesa donde lo único a compartir deben ser pan y palabra. Es tan edificante la palabra cuando forma parte de una buena conversación. Pues no señor. Cuando no es el wsspp es directamente la llamada, el caso es interrumpir y como la curiosidad es grande no hay quien se resista a echarle una ojeadita a esa otra pantalla que, en lugar de unir, separa.