A partir de los cuarenta las mujeres empezamos a mirar de reojo a la osteoporosis. Bien es verdad que puede aparecer a edades más tempranas. Digo yo que dependerá de ciertos factores como la alimentación, por ejemplo. Cierto que eso de que haya enfermedades de género, se va a acabar. Es verdad que la osteoporosis se ha considerado, tradicionalmente como una enfermedad puramente femenina. Creer que eso va a seguir siendo así, que eso es así, es incurrir en un error que corre en contra del género masculino en número plural.

Nadie discute que las cifras son más elevadas en mujeres. Casi siempre nos llevamos la peor parte en este tipo de cuestiones y como la lucha por la paridad nos ha igualado al hombre, también en distintas patologías que antes eran propiamente masculinas, siempre tenemos que estar lamentándonos. La cosa empieza a repartirse. No es que cambie de género, pero sí podemos decir que la osteoporosis afecta por igual, o casi, a ambos sexos.

A partir de los cincuenta años, una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres sufrirá una fractura durante el resto de sus vidas. Si cierto es que existen pequeños aspectos diferenciales relacionados con la pérdida ósea que se produce a lo largo de la vida entre hombres y mujeres, no es menos cierto que la frecuencia de esta patología en individuos jóvenes es similar en ambos sexos. Otra forma de equiparación, que no creo haga mucha gracias a un género y a otro. Sobre todo al masculino que está empezando a probar los efectos de la osteoporosis.

Puestos a buscar razones por las que esta patología se cuela de rondón en el historial clínico de un varón joven, los expertos han esgrimido una razón contundente que es la clave a tener en cuenta y que no es otra que el abuso de alcohol. Las estadísticas dan la razón a los expertos. Los españoles empiezan a consumir alcohol, cada vez a edades más tempranas. Algunos siguen un crescendo imparable que no augura nada bueno. Pues que sepan que "el consumo de más de dos unidades diarias de alcohol, ya sea en forma de cerveza, vino o whisky, ya supone un factor de riesgo para el desarrollo de osteoporosis con mayor incidencia en los hombres. Por supuesto que una copa de vino al día es tolerable y cardiosaludable. Lo malo es cuando se pasa del singular al plural. La tendencia, desgraciadamente es esa. Alguna gente pasa, lo digo con ironía, mucha sed, y la calman dándole al frasco en lugar de al botellín de agua y eso, al parecer, los huesos lo llevan francamente mal.

Que quede pues muy claro que el abuso de alcohol causa osteoporosis en el hombre y que la presencia de esta patología en población joven es similar en ambos sexos. Hay que quedarse con esta realidad. Y es que la realidad va cambiando con el tiempo. En muchos aspectos, lo que ocurre hogaño nada tiene que ver con lo que ocurría antaño. Ni las mujeres se libran de padecer algunas enfermedades antes consideradas como propias de hombres, ni estos se libran de padecer algunas de las enfermedades que no hace tanto eran consideradas netamente femeninas. El abuso del alcohol no conlleva nada bueno. Como todo lo que se consume de forma exagerada.

La verdad es que igualarnos también en las patologías no entraba en el programa sobre la igualdad de la que tanto se viene blasonando. No todo es aceptable. Nos conviene saber a unos y a otras que hay que llevar una vida saludable, dieta variada rica en productos lácteos y realizar ejercicio físico de forma moderada.