En qué estaría pensando la ministra Delgado para cometer el error garrafal que cometió al referirse a la derecha. A la ministra de Justicia le pierde su locuacidad. Cuando se descubrió su estrecha relación con el ex comisario Villarejo que al modo de Pedro con Cristo, esta señora negó hasta en tres ocasiones, salieron a la luz perlas como aquella en la que se le escuchaba nítidamente llamar "maricón" a su compañero de bancada azul, señor Grande-Marlaska. Las ha armado pardas. De hecho se la recordará precisamente por sus mentiras y meteduras de pata. Esta señora es de contradicción permanente. Donde ahora dice digo, al minuto no se corta un pelo en decir Diego.

En esta nueva ocasión, tan comentada, la locuaz ministra socialista señaló, a propósito del 'relator que el Gobierno de Sánchez aceptó para el diálogo entre partidos en Cataluña, "un exceso de manipulación por parte de la derecha trifálica". No cayó en el error. Tuvieron que echárselo en cara para que se diera cuenta y a renglón seguido tratar de hacer lo que mejor sabe: enmendar sus errores, el digo y el Diego a los que antes aludía. Siendo benevolente diré que lo que en realidad querría decir es "derecha tricefálica". Tres cabezas. No tres penes, que también.

En qué o en quién estaría pensando la ministra Delgado. No creo que fuera en el señor Grande Marlaska. A lo mejor sí, en su amigo Baltasar Garzón, a su vez, también íntimo de Villarejo en aquella época de comidas la mar de divertidas en las que se conspiraba contra todo y contra todos, especialmente si se trataba de la derecha. Como no podía ser de otra forma, la ministra no ha reconocido su error. ¡Qué va! Ella no se equivoca nunca. Hace juegos de palabra, como Paulino Gil, Paco González o Miguelillo hacen juegos de magia. Una ministra no se equivoca nunca. Por eso la reprobaron.

La señora Delgado, con esa lozanía que acredita, y para no perder ripio y salir al paso de todos cuantos la pusieron en solfa, enmendó la cuestión diciendo que de confusión nada. Que al ver la foto de Casado, Rivera y Abascal en la Plaza de Colón, aquel domingo en el que apenas hubo participación ciudadana (estaba hasta Corcuera), pensó que en aquella foto había "mucha testosterona" junta y de ahí que tuviera la ocurrencia de la trifálica en lugar de la tricefálica. Claro que también la podría haber denominado trifásica, tricorne, tridente, triglifo, trigonal, aunque esto es ya poner el listón muy alto para esta ministra en concreto.

A lo mejor como el PSOE que lidera Pedro Sánchez es monofálico y monocefálico, fuera de Sánchez, la nada, a la ministra se le fue la especie. Todos conocemos la corte de adoradoras, que encabeza Carmen Calvo y secundan todas las demás, que ven por los ojos, respiran por la nariz y comen por la boca de su secretario general. La ministra Delgado que denuncia la falta de "pedagogía" y "explicaciones" por parte del Ejecutivo que preside Sánchez, debiera aplicarse el cuento, sobre todo cuando le da a la de "sin hueso" y no sabe si mata o espanta, si el enemigo a batir es un compañero de partido o de profesión, o esa derecha trifálica que tanta expectación está despertando, precisamente por esa causa.

El personal es muy libre de echar la imaginación a pasear y suponer, y creer y opinar e incluso imaginar. Creo que los tiros de la ministra debían de ir por ahí. Mejor segregar testosterona que no ser planito. Y lo digo en los mismos términos de "distensión" que ha defendido la ministra.