Decimos que en democracia la participación es consustancial. Lo triste es que con excesiva frecuencia esta participación se reduce a un día cada cuatro años, votar o no votar. Y no pocos dicen ¿para qué si todos van a hacer lo mismo, prometer mucho y ejecutar lo que se les antoje? Y eso es no aprobar ni con un cinco la asignatura universal, vivir en democracia. ¿Razones, causas, culpables de esta lamentable realidad? Cada uno puede responder por sí mismo. Pero todos convenimos en que eso es poca democracia. Y como estamos ya en campaña o al menos los interesados, si lo están, se me ocurre que también nos podemos poner todos en camino, para luego no lamentarnos, echarnos la manos a la cabeza y decir, no era eso, no era este. Pienso en las elecciones municipales. Se trata de elegir la composición de los ayuntamientos y de las juntas vecinales. Y en Zamora tenemos muchas entidades y muchas personas que van a postularse para ocupar nuevamente o por vez primera esos puestos que dicen que no interesan, que no compensa, pero que al final no queda ni una vacante. Parece que contamos con muchas personas muy sacrificadas, abnegadas, dispuestas a ofrecer su tiempo y ojalá también su buena voluntad y talento a cambio de disgustos en casa o en el pueblo. Y siempre la crítica o el desagradecimiento. Pienso sin embargo que todos ahora ya en estos meses, si podemos hacer algo para facilitar el camino, el trabajo a esos "sacrificados" a quienes vamos con nuestro voto a crucificar o a honrar para que sean los salvadores del bien de todos. Al menos intentemos salvar nuestra responsabilidad de hacer algo, cuando estamos a tiempo. ¿Está prohibido reunirse, sin ser convocados por autoridad alguna y pensar qué se podría y debería hacer en cada comunidad vecinal o municipal? Qué caminos y en qué orden, qué charcas y dónde, qué festejos y cuánto gastar en cada diversión, que actividades culturales, cuándo y con que presupuesto, que excursiones, que actividades formativas, culturales, recreativas, organizar, qué calle o fuente a arreglar ?¿ Cómo ayudar a los mayores, a las madres que tienen hijos, a los enfermos, necesitados, a quienes están en el paro, a los jóvenes estudiantes?

Un elenco de propuestas concretas salidas de estas reuniones informales con sus memorias de fechas, presupuestos, personas a comprometerse podrían ser buenos programas, no electorales, sino ejecutables por quienes luego el día de las elecciones obtuvieran la confianza de la mayoría para ponerlas en práctica. Claro está que para eso hay que estar dispuestos a emplear tiempo, pensar, dialogar, razonar, saber con qué dineros cuenta la entidad vecinal o el ayuntamiento para poder llevar a cabo aquello que se piensa es bueno para todos. Es necesario saber cuánto se ingresa por cada partida, subvenciones del estado, de la autonomía, diputación, otros organismos, tributos locales, rentas de los bienes públicos... Claro, si eso no se sabe, no es posible programar.Democracia es también información y formación. Hay que saber muchas cosas que normalmente se ocultan. Participación no es fácil, pero nos implica, emplaza y obliga a todos. A veces me imagino el día en el que nadie quiera ser ni concejal, ni alcalde porque no compensa, no vale la pena, y algunos piensan que lo hacen por presumir o enriquecerse. Triste el día en el que hubiera que volver a los tiempos de designación por mandato de arriba, porque le toca, como la presidencia en las comunidades de vecinas o vecinos. Pero si seguimos ejerciendo democracia solamente en el día de votar, el día de la apatía, del desinterés , no está lejos. También si quienes tienen autoridad delegada se encierran o no saben compartir con los vecinos las alegrías y penalidades de administrar bien, con justicia, equidad, ahorro, sin tacañería, ni despilfarro irresponsable, lo que es de todos y para todos. Programas electorales, no de partiditos o de partidos, sino de los vecinos. Estamos a tiempo.