El primero en levantar la liebre fue Alfonso Guerra. Lo hizo en el mismo acto en el que presentaba su último libro. Guerra se arrogó la autoría personal de su libro, como de los anteriores, cosa que nadie duda, hay mucho de Guerra en su obra bibliográfica, pero puso en duda, la autoría del libro de Pedro Sánchez. Parece ser que no le faltaba razón. Al margen del lío que está empezando a montarse, tras solicitar el PP al Gobierno una copia del contrato de edición del libro autobiográfico de Pedro Sánchez, así como una aclaración para saber si va a cobrar por la publicación del volumen, y cuánto. Más que nada porque una remuneración entraría en colisión con el código ético del PSOE. Y el código hay que aplicarlo a todos por igual, a los de abajo, a los del medio y a los de arriba porque de otra forma sería papel mojado, el quid de la cuestión está en la autoría.

Líos aparte, lo cierto es que la noticia no ha dejado indiferente a nadie, por lo inédito de la situación. Eso de que un presidente del Gobierno en activo publique un libro en el cual cuenta su trayectoria hasta llegar a La Moncloa y los principales hitos de su carrera política, no es lo habitual y, además, en el caso e Sánchez me parece prematuro. Su trayectoria no es precisamente de largo recorrido. Podrá fabular todo lo que quiera, y más en ese tipo de obras, pero la realidad, que es la que manda, dice que ha sido aventurado por su parte lanzarse a semejante ruedo. En España, cuando no se tiene otro pito que tocar, en los ratos libres o buscando hacerse un hueco profesional, la gente escribe libros. Los hay sustanciosos, pero otros son como las cebollas. Quienes no tienen escrúpulos buscan la ayuda de un negro o negra, no se me vayan a enfadar los afectos al lenguaje inclusivo, para que lo escriban del primero al último capítulo o den forma a lo que de otra manera sería infumable e impublicable, salvo que seas el presidente del Gobierno de España.

La verdad es que de la autoría de 'Manual de resistencia', que así se titula el susodicho, han dudado muchos, por no decir que casi todos. Entre esos muchos, Alfonso Guerra y otro buen número de socialistas, lo digo más que nada para que no le atribuyan todo a Pablo Casado y Albert Rivera. Al final, los que dudaban, han sido los que tenían toda la razón. Respecto al contenido del libro y cómo se ha escrito, por fin se ha sabido que la actual secretaria de Estado de la España Global, Irene Lozano, es la persona que ha dado "forma literaria" al texto. Vamos, la que lo ha escrito. Seguro que esta señora guarda bajo llave infinidad de cintas en las que Sánchez habrá ido desgranando su todavía corta experiencia. Podía haber esperado un poco más. Por lo menos a tener más trayectoria pero me da la sensación de que la vanidad le pierde. Algunos de los que bien le conocen se han ido de la lengua achacando a Pedro Sánchez un exceso de vanidad "que le pierde", cito textual. Lo del libro así lo pone de manifiesto.

Con tanto viaje y tanta gaita como le lleva de un lado para otro, una se pregunta si habrá sido el Falcon que tanto le gusta, uno de los lugares donde más notas habrá escrito. No en vano lleva ya 40 viajes internacionales en ocho meses, con los que ha batido todos los récords habidos y por haber a lo largo y ancho de estos cuarenta años. La verdad es que la situación de España no está para frivolidades aunque sean en forma de libro. Que sean otros los que juzguen a Sánchez, en lo bueno y en lo malo. Cuando uno se toma la licencia de hablar de sí mismo en las páginas de un libro o es que está en el ocaso de su vida o que se muere de vanidad. Una vez que vea la luz, a ver si las críticas literarias son reales o interesadas.