En la mañana del pasado viernes, por razones profesionales ,visitaba el Juzgado de lo Social de Valladolid, y conversando con los funcionarios, surgió la conversación sobre el tema de las tareas en el campo castellano en tiempos pasados, digamos en tiempos no tan pasados.

Los allí presentes, todos éramos conocedores del campo, tal vez por ser nacidos en el mundo rural, como quien estas líneas escribe, o por vinculaciones familiares, todos conocíamos el campo, y algunos habíamos realizado tareas agrícolas manuales, como lo eran las tareas agrícolas hasta hace no muchos años.

Las personas que hemos nacido en el mundo rural y en el seno de familias de labradores en la Tierra de Campos zamorana, conocemos perfectamente las tareas del campo de antaño por haberlas realizado desde pequeños. Hay un refrán castellano que dice: La ayuda del niño es poco; quien la desprecia es loco. .....

No podemos olvidar que la mecanización del campo es relativamente reciente.

Hasta la llegada de la concentración parcelaria a nuestros pueblos, el minifundio ha imperado en el campo castellano y las primeras concentraciones parcelarias se produjeron en la década de los años sesenta y como es sabido, en muchos pueblos no se procedió a la concentración de todo el término, pues, se excluyeron las zonas de regadío y los viñedos, lo que significa que, fueron concentraciones parciales.

Creo recordar que, en muchos municipios, a la hora de hacer la concentración parcelaria, se fijó la unidad mínima de cultivo en una hectárea, esto es, en diez mil metros cuadrados, cuando hasta la llegada de la concentración parcelaria , en nuestra zona de Tierra de Campos zamorana, " las tierras " con una extensión superficial de una hectárea eran mínimas.

Las tareas agrícolas e instrumentos, apeos, aperos que se utilizaba para trabajar en el campo se utilizan como simple recuerdo como elementos decorativos.

El propio vocabulario del campo de antaño ha ido desapareciendo y solamente lo conocen los jóvenes por explicaciones de sus abuelos o personas mayores que vivieron y sufrieron aquella época. Las tareas eran arduas, sin horarios, con grandes esfuerzos físicos y en condiciones climatológicas adversas.

Qué joven ha oído hablar de las tareas de campo, tales como arar, abonar, sembrar, regar, roturar, acarrear, o de los arados, los carros, los trillos, la rastra, la guadaña la hoz, el bieldo, los rastros, las tornaderas, los trillos, las segadoras, las aventadoras... En alguna ocasión, que he hablado con jóvenes sobre el campo, sus tareas y el esfuerzo que su trabajo suponía, pensaban que era algo propio de la época del imperio romano, cuando tal vez, sus abuelos, se dedicaron al campo, pues hasta la década de los años cincuenta o sesenta era la actividad que más mano de obra ocupaba, pero en cincuenta años, es algo para el recuerdo.

Es increíble la poca atención y consideración que ha tenido el campo castellano, los labradores y en general todos aquellos que de forma directa lo han trabajado y han dedicado su vida al mismo, por parte de los distintos gobiernos que han ido pasando por el poder.

La actividad agrícola siempre ha estado mal y lo seguirá estando para el trabajador activo de la tierra y bien para el agricultor de sofá.

Si los políticos quieren hacernos comulgar con piedras de molino, desde luego, les anticipo que conmigo no cuenten, pues, conozco el campo desde mi nacimiento y no he notado mejoría alguna, palabrería por doquier, de que el campo mejoría.

Créanme que soy sumamente escéptico, pues, no creo en la mejora del campo ni en el asentamiento de población en el campo.

Sépanlo señores políticos. No olviden que mayo se acerca, las elecciones están a la vista y seguramente visiten los núcleos rurales y campesinos, piensen muy bien, lo que les van de decir y prometer a los hombres y mujeres de campo, porque decir y luego no hacer es mentir ,y mentir, es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar y las personas, difícilmente perdonan el engaño. Las promesas incumplidas tarde o temprano se pagan.

Para concluir, ya que estamos escribiendo sobre temas relacionados con el campo en general y próximas las elecciones, les recuerdo los artículos escritos por mi y publicados en La Opinión El Correo de Zamora, los días 14 de septiembre de 2015 y 26 de octubre de 2016, titulados " A la Diputación " y " De nuevo a la Diputación. Les recomiendo su lectura, pues, como dice la canción: " Todo sigue igual, todo sigue igual " de mal.