Si hace unos meses varias asociaciones culturales de los pueblos se quedaban sin subvención de la Diputación por haber presentado los papeles presencialmente ante el registro, la pasada semana los diputados provinciales estrenábamos un flamante sistema electrónico para emitir los 25 votos máximo de los plenos y verlos en una pantalla. Y a su vez poder transmitir los plenos por internet.

¡Ha llegado el progreso tecnológico! Sí, ¿pero hasta dónde?

Ese mismo día se aprobaba una propuesta para que se diera formación en el sistema electrónico "gestiona" para la población del medio rural, siendo conscientes de que ésta no podrá llegar a la mayor parte de la provincia por falta de conexión decente a internet. Y también se daba cuenta de que la TDT seguiría sin llegar a la zona de Tábara porque no se ponían de acuerdo en el coste de alquiler de un terreno en el lugar mejor situado para instalar la antena, que pagaría la Diputación con 100.000 euros.

La Diputación, que debería ayudar subsidiariamente a ayuntamientos y zamoranos, ha erradicado de manera radical el "buenos días, amable funcionario, servidor solicita su favor" de la ventanilla del humorista Forges en el pasado siglo, y del "Vuelva usted mañana" de Larra en "El pobrecito hablador" otro siglo antes.

Después de que prácticamente todo el mundo sepa leer y escribir para rellenar una instancia o un formulario, cuando se llega con miedo a la ventanilla -porque "si no te pilla la ventanilla confesao / la ventanilla da la puntilla al más pintao / la ventanillaaa, ¡qué pesadillaaa!- las buenas gentes del pueblo y de la capital se encuentran con la tramitación electrónica, sin papeles, sin típex para los errores, sin poder consultar al funcionario: "Servidor solicita su favor / Traigo encima todo lo necesario / el carnet, cuatro timbres y un jamón".

Que las asociaciones pierdan subvenciones porque han venido a presentar los papeles en mano después de madrugar; coger el autobús si pasa por su pueblo; o el tren de media distancia aunque para llegar a la estación cerrada tenga que coger un taxi; o conducir si tienen carnet y edad aún para hacerlo; o ver si algún vecino viene hasta Zamora y le puede traer para presentar los papeles; o venir en taxi si puede llamarlo porque ese día no se ha averiado el teléfono fijo y hay cobertura para el móvil (¡Tanto esfuerzo, tantos problemas!). Y que a la vez los diputados provinciales ya no tengamos que realizar el esfuerzo de levantar el brazo lo suficientemente alto para votar y que nos vea el señor Secretario y nos recuente, sino que basta con pulsar rojo, verde o amarillo -lo cual es un gran avance tecnológico, según dicen-.

Ambas situaciones conviviendo a la vez nos muestran que existe una situación social dual, que es como le gusta denominarse ahora, y que no es más que un eufemismo de que sigue habiendo desigualdad, injusticia, clases sociales, ricos y pobres económicos, y pobreza tecnológica. Las asociaciones y las personas que viven en los pueblos se encuentran con una barrera más para relacionarse con la administración: la nueva pobreza tecnológica frente a la nueva burocracia electrónica.

Pero sucede lo mismo en otros ámbitos de la comunicación, tal y como se puso de manifiesto en el pleno en que estrenábamos el botón del voto, como es el caso del tren. Nos estamos gastando una millonada de todos en el AVE que sólo se utiliza para las grandes distancias, pero el equipo de Gobierno de la Diputación no votó a favor de exigir una pequeña cantidad que permitiera la llegada del tren de media distancia entre Valladolid y Puebla de Sanabria a sólo tres pueblos más de la Alta Sanabria: Requejo, Pedralba y Lubián, que ya tienen construida la vía y la estación de tren desde el siglo pasado. Apenas treinta kilómetros más. Una miseria.

Decíamos entonces que el árbol del AVE no permitía ver el bosque del rico patrimonio ferroviario de la línea férrea a Galicia, infrautilizado en este momento y en el que las estaciones se están "arroñando" sin buscarles ninguna utilidad, tal y como han alertado recientemente dos estudiantes zamoranos, Paula García y Pablo Novo.

Pero aún es más grave que el árbol del progreso tecnológico del botón del voto nos impida ver el bosque de la pobreza tecnológica que excluye a la población de la zona rural de Zamora de acceder a sus derechos, como es el ejemplo de la tramitación de subvenciones.

¡Ojalá no sea otro tren más perdido, como el Vía de la Plata! Protestemos, denunciemos, luchemos, como hicieron contra la burocracia de papel en su tiempo Larra escribiendo y el Forgesound cantando: "Hace ya siete meses que no existo / sólo porque me falta ese papel".

Porque otra Zamora también existe.