Las relaciones de los demás con nosotros deseamos, en la medida de lo posible, que sean lo más correctas posibles; es decir, respetuosas y, por lo tanto, educadas; lo que conlleva que, en función de su tipo y naturaleza, se basen en la sinceridad recíproca; siempre tiene que ser recíproca y lo más parecida e idéntica posible, el comportamiento entre los sujetos; bien como correspondencia por su bien hacer, o para que se den cuenta, analicen y rectifiquen su nefasto proceder. Todo esto ya está dicho, y muchas veces hecho, con la aplicación de la ley del Talión; o por aquello de que "aprendan aplicando la misma medicina", quienes hacen daño, abusan de su posición económica, política, sindical, social, afectiva, etc.; pues, en la mayoría de los casos, es la "única medicina" sanadora del mal querer y de los perjuicios de todo tipo ocasionados a los demás injustamente.

Es por todo ello, y partiendo ingenuamente de la "buena voluntad" de las gentes, tan escasísima en estos tiempos que corren; lo que pone de manifiesto, consecuentemente, el notable y gravísimo fracaso de doctrinas religiosas, políticas y sociales, que predican el hermanamiento, etc., etc., etc., un requisito básico; entre otros, para evitar descalificaciones personales; posibilitar el trabajo en equipo en todo tipo de grupos y organizaciones, como son la empresa, la Administración Pública, el partido político, el sindicato, la familia; como cualesquiera otro tipo de relaciones humanas como son las supuestas amistades, relaciones sentimentales, etc., que la sinceridad las presida, en el grado y nivel que la relación en cuestión demande. Hay que poner de manifiesto lo que pensamos de los demás para que se corrijan, para que sepan cual es nuestro parecer sobre su proceder, especialmente cuando éste es nefasto o puede mejorar.

Lo que no se puede, ni debe hacer, es "dar la callada por respuesta; desdecirse, sin dar explicaciones; "soltar una coz"; etc etc etc; estos procederes a nadie nos gusta; pues a los demás tampoco.

Tengamos empatía con los demás, no nos creamos "unos perdona vidas"; pues, las reacciones del ser humano son imprevisibles, y a veces de insospechadas consecuencias, a pesar de las apariencias, de "no haber roto nunca un plato", etc etc etc; pues en la mayoría de los casos desconocemos el auténtico estado emocional de las personas, su estado de salud mental, su situación psíquica, etc. etc, etc.