Antaño, solía decirse aquello de "Van las Leyes donde quieren los Reyes", hogaño y en vista de lo poco que políticamente pintan los Reyes, las leyes van donde quieren los presidentes de gobierno y eso es así aquí, en Reino Unido y en Holanda, por citar tres monarquías. La Ley y la Justicia parecen ir a sus bolas respectivas y no son igual para todos. Los hay privilegiados como el exconseller Josep Rull, quien la tarde del sábado 5 de enero recibió un permiso extraordinario de urgencia para salir de la prisión barcelonesa de Lledoners para así poder visitar a su hijo de seis años que había sufrido un golpe en la cabeza al caer al suelo durante un vis a vis familiar con su padre en la mañana del mismo día.

Bajo custodia policial y sin avisar previamente al Tribunal Supremo, Rull fue trasladado al centro hospitalario donde su hijo fue ingresado durante unas horas. Me parece muy bien que saliera unas horas para comprobar la evolución del pequeño, pero siguiendo la norma establecida y con los permisos pertinentes del alto tribunal. No puede haber privilegios para unos frente a las desventajas para otros. Ignoro si tendrá o no consecuencias la salida de la cárcel de Rull sin el debido permiso del TS. Debería tenerlas. Está gente por muy catalana, por muy independentista que sea, debe aprender que la ley es igual para todos y que hay que cumplirla so pena de lo que pueda ocurrir. Tengo para mí que se lo pasan todo por el forro de sus catalanes pantalones procedentes de textil autóctono.

Lo digo más que nada por la injusticia que se está cometiendo con Eduardo Zaplana, enfermo de leucemia y a quien Instituciones Penitenciarias o quien sea, no permiten salir de prisión para recibir la ayuda precisa en un centro hospitalario y en condiciones. Y eso que los especialistas que siguen su caso, han aconsejado la salida de prisión, el arresto domiciliario y que pueda ser atendido convenientemente. Para Zaplana no hay salida ni con permiso ni sin él.

Soy partidaria, como no podía ser de otra forma, que quien la haga la pague y que nadie pueda librarse del castigo que corresponda a su fechoría. Nada hay peor que la sedición. Sin embargo los sediciosos, convertidos en moneda de cambio, están siendo tratados con guante blanco, mientras otro político se pudre en la cárcel con una leucemia galopante que empeora de día en día. Si Zaplana hubiera dado un golpe de estado, habrían sido más permisivos con él. Zaplana tráfico con otras cuestiones relacionadas con el enriquecimiento personal y la mala gestión política y la Justicia le condenó. Por las mismas, los Pujol siguen disfrutando de la vida y de la pasta robada en su hogar, y como estos muchos más.

No hay derecho a lo que se está haciendo con Eduardo Zaplana. El delito, salvo los que lleven aparejada sangre, debe ser compatible con la humanidad, con el respeto a la vida. Si el que estuviera en el mismo trance fuera Rull, estaría escribiendo lo mismo. Sólo que como al asunto de Zaplana no le dan luz verde habrá que aplicar esta 'jurisprudencia' al resto de detenidos por cuestiones relacionadas con la sedición, el tráfico de influencias, la prevaricación y el robo que tengan la mala suerte de enfermar. No se puede aplicar la ley del embudo a algo tan serio.

El Tribunal Supremo debe actuar en consecuencia con Rull y si lo hecho es constitutivo de una sanción, aumento de pena o lo que sea, que lo apliquen. A pesar de su terrible enfermedad van a dejar que Zaplana se pudra en la cárcel. Con De Juana Chaos fueron más permisivos.