El patio político no puede estar más revuelto. De todos contra todos que hemos vivido, se ha pasado a casi todos contra el independentismo y a todos contra VOX. Ni entro ni salgo, ni quito ni pongo. Todo se irá viendo. Sobre todo, gracias a las elecciones se irá comprobando el grado de hartazgo de buena parte de la sociedad española que está harta de ver cómo se intenta domesticarla. Los árboles del pacto de Andalucía no dejan ver el bosque del Gobierno de Sánchez donde están pasando cosas mucho más preocupantes que el ascenso de la formación que llaman de ultraderecha.

El proyecto de Presupuestos Generales del Estado que el Ejecutivo quiere aprobar en el Consejo de Ministros de hoy, está poniendo al descubierto situaciones extrañas con fuertes injerencias de Podemos que parece tener más peso específico en el Gobierno del que el Ejecutivo y el propio Partido Socialista reconocen. El acoso y derribo a Josep Borrell es vergonzoso. Uno de los pocos políticos actuales del PSOE con sentido de Estado, cuya cabeza, como si se tratase de un nuevo Holofernes, Podemos quiere servir en bandeja a los independentistas para tratar de proteger al Gobierno que ayudan a mantener con su apoyo.

Me parece una indecencia lo que el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, famoso por sus constantes 'rufianadas' fuera de tono, ha contado sobre cierta proposición deshonesta hecha por altos dirigentes de Podemos que al parecer les ofreció la salida del Gobierno del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, a cambio de que su formación apoyase el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Nadie del PSOE, nadie del Ejecutivo ha salido a desmentirlo y a defender al compañero de cartera. Tímidamente, alguien de Podemos ha dicho que eso no es verdad y contundentemente, Gabriel Rufián, ha salido de nuevo a la palestra a decir que es tan real como que él se llama como se llama. Podemos se equivocó de medio a medio. No creo que Borrell sea el problema de la desafección de ERC hacia el Gobierno de España. Que no tragan al ministro de Exteriores bien cierto es, entre otras cosas porque Borrell, catalán de pura cepa, se ha mostrado contrario al independentismo y ha luchado de palabra y de obra contra ese virus que recorre Cataluña y que creo que puede llegar a combatirse como se combate un catarro. Hay que saber que medicina se debe aplicar sin renunciar a la Constitución, sin renunciar a la unidad de España, sin permitir que se siga humillando a España y a los españoles por parte de esta gente que apostata de España pero no del dinero español que cobran en el Parlamento y en otras instituciones.

La oferta de Podemos es indigna y vergonzante. Algo de verdad debe haber en ello. Podemos debe tener el suficiente ascendiente sobre Sánchez para haber planteado la cuestión. La aprobación de los Presupuestos no requiere de más indignidades, no requiere de sacrificios 'humanos', de más indecencias, de más traiciones. Borrell tampoco puede ser moneda de cambio, siendo como es, posiblemente, el ministro más respetado del Ejecutivo de Sánchez.

Ha sido fuerte, muy fuerte lo ocurrido, sin embargo se está pasando de puntillas por el asunto, interesa más hacer hincapié en Andalucía y en Vox, sin caer en la cuenta de que cuanto más se critica a esta formación, más adeptos consigue, es decir, se está consiguiendo el efecto contrario al que se persigue. El titular de Exteriores al que el independentismo ha enfilado no necesita de la 'diplomacia' del partido de ultraizquierda.