Nos queda poco, en cuanto pase la Epifanía, para enfrentarnos a la realidad, con el cotidiano devenir en el que unos elementos suben, otros bajan y algunos se mantienen en el arranque del año. Me da que habrá más elementos que suban. Es así. La cruel realidad nos lo demuestra un año y otro. Nos ponen el caramelo en la boca y cuando vamos a darle la primera chupetada nos lo quitan para que no nos acostumbremos a lo bueno.

Nos dicen que en este 2019, todavía sumido en la incógnita más absoluta, van a subir las pensiones, el salario mínimo y el sueldo de los empleados públicos, bien para todos los afectados. Lo malo es que en las subidas también hay que contabilizar las hipotecas, los peajes en las autopistas dependientes de la Administración General del Estado, la cuota de los autónomos, los billetes de Renfe y el correo postal entre otros productos que nos harán más difícil la cuesta de enero y consiguientes cuestas del año. Se habla mucho de la de enero pero poco se dice de las que cruzan el resto de meses. Por una u otra circunstancia, cada mes del año tiene su respectiva cuesta arriba.

Nos están colando que el recibo de la luz se congelará. Cuando lo veamos. Somos el país de la Europa común que peor servicio recibimos por parte de las Eléctricas y donde las tarifas son las más caras. Ni un solo Gobierno de derechas o de izquierdas ha hecho nada por salvarnos de esa quema que deja a miles de españoles al albur de las distintas compañías de luz. Nos prometen pero nunca cumplen. Le dan más importancia y más valor a las Eléctricas que a los propios ciudadanos. Y ya estamos hartos de que nos tomen el pelo.

Que se dejen de gilipolleces y se centren en lo que realmente afecta e importa a los ciudadanos. El recibo de la luz es prioritario. Como lo es que los alimentos de primera necesidad dejen esa escalada que acabará convirtiéndolos en productos de lujo, porque serán inalcanzables para la mayoría de economías. Si los sueldos fueran acordes con la carestía de la vida, a lo mejor no protestábamos tanto, pero es que, a pesar de las nimias subidas, siguen estando por debajo de la media europea. Ni que decir tiene que las pensiones deben abandonar el espacio de vergüenza en el que viven instaladas desde hace años. Dejamos atrás el vergonzoso, el humillante cero y pico por ciento para pasar a un todavía insuficiente 1,6%, si bien es verdad que las mínimas y no contributivas lo harán en un 3%. Hay que ver lo que les cuesta satisfacer a los pensionistas patrios. Han debido salir en 'procesión' y amenazar con más movidas para que se les tenga en cuenta.

El Gobierno que ponga a las Eléctricas en su sitio, de paso también a la banca y mime como corresponde a los pensionistas, permanecerá de por vida en la poltrona de mando. Eso sí, fomentando la unidad de España, no coqueteando con indeseables, y respetando la Constitución. Hay que ser pacientes y esperar a ver cuánto les dura la generosidad. Porque a la hora de la verdad, a la hora de jorobarnos vivos, todos son iguales, los de la derecha y los de la izquierda.

Necesitamos unos representantes preocupados por lo que preocupa en verdad a los ciudadanos. Y no que se van por las ramas con una facilidad pasmosa. Ya veremos cuánto tiempo tardan las Eléctricas en pasar de los que permanecen a los que suben. Y cuando Iberdrola y compañía suben, lo hacen a conciencia. Que se lo pregunten a tantos zamoranos como no pueden pagar el recibo de la luz.