Zamora afronta un nuevo año casi con las expectativas intactas y con idénticas preocupaciones que doce meses atrás: falta de actividad económica que se traduce en menos oportunidades lo que acarrea emigración de la población autóctona y, en definitiva, nos convierte en una de las provincias con peores pronósticos en lo social y en lo económico. Cuando en los círculos macroeconómicos ya empieza a hablarse de una nueva crisis, la provincia aún padece las terribles consecuencias de la última recesión con las mayores de sus industrias desmanteladas y sectores de servicios prometedores, pero que aún tienen camino que recorrer.

Urge llevar a cabo los proyectos pendientes y ahondar en nuevos nichos de empleo y de negocio. En una zona que ha sufrido especialmente el desmantelamiento de lo que era toda una aspiración de implantación industrial de la provincia, Benavente-Los Valles, cobra de nuevo impulso el polígono industrial de Villabrázaro con una nueva maderera, Losán, y la próxima factoría de Asludium, dedicada a la fabricación de bobinas de aluminio. Entre ambas suman 90 millones de euros de inversión, pero, lo que es más importante, 300 empleos directos más los puestos de trabajo que puedan generarse indirectamente en una comarca en la que la despoblación ha dejado profunda huella en los últimos diez años. Dos empresas, más de trescientos empleos que contribuirán a frenar la terrible sangría demográfica, pero que siguen siendo insuficientes para la tremenda brecha agrandada durante décadas entre las provincias más y menos desarrolladas de la región.

Ambos proyectos han tenido el patrocinio de la Junta de Castilla y León. El respaldo institucional sigue siendo vital en la adopción de medidas como el abaratamiento del suelo industrial de un polígono en horas más que bajas, que fue lo que decidió que Asludium se decantara por Zamora finalmente después de barajar otras ubicaciones. Ese papel determinante se juega de nuevo en lo que se ha venido llamando plan de reindustrialización de Benavente que cuenta ya con aportaciones económicas comprometidas: tres millones de euros por parte del Gobierno regional, la misma cantidad por parte del Ayuntamiento de Benavente y 1,5 millones por parte de la Diputación.

Aún quedan muchos flecos que aclarar en este plan de dinamización, entre ellas la aportación por parte del Gobierno central, cuya puesta en marcha puede resultar definitivo para la provincia, una vez que este mismo mes de diciembre la última propuesta, esta vez de manos del PSOE para contar con un Plan Estratégico para Zamora, al estilo del aprobado para Soria, todos y cada uno de los proyectos en marcha o latentes cobran capital importancia. El Plan para Soria contempla medidas contra la despoblación mediante la cofinanciación entre administraciones e incluye arreglo de viviendas, ayudas a la conciliación y a la natalidad, además de la mejora de servicios básicos. Las mismas necesidades que tiene Zamora que encabeza, por delante de Soria, las peores estadísticas de envejecimiento y cuya tasa de paro, situada en el entorno del 15%, solo desciende por el empleo temporal y por las bajas en las listas del Ecyl de aquellos que se marchan fuera de Zamora.

Las actuaciones contempladas para Benavente vienen a retomar el antiguo sueño de la comarca zamorana, encrucijada para el transporte de mercancías por carretera, como foco para la industria frente a otra gran zona con la capital como cabecera de servicios y Toro como centro de la agroalimentación. Pero en la capital los servicios a prestar van a menos, languidece el comercio y solo se salva el turismo que cierra 2018 como el mejor de cuantos hay registro sin que exista un acontecimiento puntero que lo justifique. Patrimonio natural, inmaterial y histórico artístico han atraído a más de 300.000 personas a toda la provincia durante este año. El próximo ejercicio será la prueba del nueve para afirmar su consolidación. Eso quiere decir que habrá que mimar lo que los turistas valoran: buena relación/calidad precio y atractivos que ofrecer en materia de Patrimonio. Y en este último capítulo partimos con desventaja: asistimos al cerrojazo de un acontecimiento internacional de renombre, el Festival Pórtico, que han lamentado desde la hostelería hasta los artistas de primera línea que hacían un hueco en sus programas para una cita especial cada primavera en la iglesia de San Cipriano. Nadie ha recogido el testigo.

En materia de Patrimonio tampoco ha sido un buen año si se atiende al grado de ejecución de los presupuestos de la Junta que deja un 70% de los proyectos sin ejecutar, algunos de ellos relativos a enclaves turísticos de primera línea. Veremos si dichos proyectos tienen continuación o caen en el limbo de la desidia.

Toro compatibiliza el éxito de productos sus vinos con más de sesenta bodegas, pero de tamaño reducido en cuanto a empleo, con frustraciones como el que asoma con el conflicto de la Azucarera. Otra gran fábrica que puede irse a pique, ya lo hizo años atrás la de Benavente, llevándose por delante a los productores de remolacha. El campo, sector de peso específico en la provincia, vive pendiente de continuos desencuentros a causa de los precios fijados por la industria que los productores juzgan insuficientes para los gastos de sus explotaciones. Una bomba de relojería para un sector de pujanza como es el agroalimentario.

De nuevo, las administraciones, pueden jugar un papel de arbitraje que evite los perjuicios que puede acarrear para una economía tan frágil como la zamorana. Administraciones, en plural, puesto que la responsabilidad institucional se reparte entre cada uno de los representantes que los zamoranos eligen a las distintas corporaciones y cámaras.

Justamente este 2019 viene marcado por la cita electoral del mes de mayo con los comicios municipales y autonómicos. Este fin de año lo marca, pues, la precampaña. Y justo cuando la provincia necesita más que nunca el acuerdo y el impulso unánime, todo apunta a que se producirá todo lo contrario, aumentado más, si cabe, por la creciente dispersión del voto dada la enorme división en todo el espectro político, desde la ultraderecha a la izquierda radical.

La falta de acuerdo entre los actuales agentes políticos ya se ha manifestado en un capítulo imprescindible: el financiero. Por un lado, sin entendimiento posible y con el aliento del conflicto catalán y las exigencias del País Vasco, el nuevo modelo de financiación autonómica, ese que debía tener en cuenta el criterio de población, queda sobre la mesa sine die. El Gobierno de Pedro Sánchez tiene más que difícil conseguir unos hipotéticos presupuestos generales por falta de apoyo del PP. Los populares gobiernan en Castilla y León, pero, justamente, uno de los argumentos empleados a la hora de prorrogar los presupuestos y no aprobar unos nuevos para la región se ha esgrimido la falta de un presupuesto general.

Descendiendo al plano más doméstico, la Diputación ha salvado cuentas con el apoyo de Ciudadanos y en el Ayuntamiento la oposición también tumbó los presupuestos del bipartito IU-PSOE. Entre las inversiones contempladas, el antiguo matadero como centro cívico, el cuartel de la policía en el antiguo Banco de España, el Museo de Baltasar Lobo?Sí, proyectos que vienen arrastrándose sin rematar mandato tras mandato independientemente del signo quien ocupe el sillón de la Casa de las Panaderas y que, de nuevo, podrían quedar en la nómina del debe por falta de acuerdo, de colaboración institucional, de altura de miras para una provincia que se encuentra en estado de alerta permanente. En unos meses, sin necesidad de llegar a otro balance anual, tendremos la respuesta. Por el bien de todos los zamoranos esperemos que esta vez sí, 2019, sea un buen año para todos.