No, no hay derecho a que el pasado día 26, después de permanecer cerrado el sábado, domingo, lunes y martes, por obvias razones, el Centro de Salud Puerta Nueva, abriera sus puertas en precario. Menos médicos, menos enfermeras, porque cuántos de ellos disfrutaban de las reglamentarias vacaciones, por lo cual los que estaban en sus respectivas consultas tuvieron doble sesión, como ocurre siempre en bajas y vacaciones. Eso no fue lo peor. Lo peor es que no les dieron la calefacción. No es que estuviera estropeada, puede ser, nadie llegó a saber el por qué.

Médicos y enfermeras trabajaron ateridos de frío. A más de un doctor, se le vio subiendo y bajando repetidamente las escaleras para tratar de entrar en calor. No es que de repente se hubieran vuelto locos, es que el frío era insoportable. No había más que ver a las personas que permanecen en el control haciéndonos la vida más fácil a los pacientes. No se quitaron los plumas ni para ir al servicio.

El mismo frío que soportaban los empleados de la casa, también lo sufrieron los pacientes. Aquellos que debieron desnudarse de cintura para arriba o de cintura para abajo, porque además de las manos heladas del médico de turno, tuvieron que soportar el frío reinante en un lugar que siempre está a tono de calor en invierno y de fresquito en verano. ¿Qué pasó? Nadie habla. Nadie dice ni pío. Algún responsable habrá. Sólo que para entonar el mea culpa haría falta darle la vuelta al mundo.

Mal los adultos, peor los niños. Porque en ese centro de salud también hay servicio de pediatría. La queja fue generalizada. Los pacientes, al fin y al cabo, van y vienen. Lo malo fue para médicos, enfermeras y personas del centro que tuvieron que aguantar estoicamente desde las ocho de la mañana hasta la hora de cierre. Las seis o siete horas de frío no se las quitó nadie. Lo que no entiendo es cómo al día siguiente no cayeron con efecto dominó, uno detrás de otro, con un catarro de esos que hacen época y que cursan con todos los síntomas habidos y por haber.

Quiero romper una lanza en favor de médicos, enfermeras y personal en general del Centro de Salud Puerta Nueva. Cuántos de ellos gente encantadora que nos facilitan mucho las cosas a los pacientes y que muchas veces, como el caso que nos ocupa, trabajan en precario. Ignoro si al final les dieron alguna explicación y a día de hoy saben qué ocurrió exactamente con la anhelada calefacción. Es que, encima, fue uno de los días más fríos de estos gélidos días invernales que nos está tocando soportar. Malo en el centro de la ciudad, peor en la zona donde se ubica el citado centro, ya que está próximo al río y allí la niebla no es que no levante, es que es más espesa, tipo puré de guisantes.

Lo ocurrido el miércoles, que no sé si tuvo continuidad los días siguientes, fue vergonzoso, lo que dice muy poco de los responsables sanitarios, también los responsables políticos y me refiero en concreto al delegado territorial de la Junta, que son los que acostumbran a dar órdenes e incluso a marcar la hoja de ruta a los responsables hospitalarios, cuando eso no debería ser así. Los hospitales de la red no deberían estar sujetos a los vaivenes políticos, a los caprichos de un señor o de veinte, sino ser autónomos en sus decisiones y actuaciones.

Como el miércoles que viene vuelva a ocurrir lo mismo, que avisen para que ningún paciente acuda y así médicos, enfermeras y personal del centro puedan tomarse un respiro mayor.