Es sorprendente, lamentable, preocupante, incomprensible, etc., etc., etc., las noticias que un día sí y otro también, los medios de comunicación social nos transmiten sobre la violencia que los menores de edad ejercen sobre sus compañeros, progenitores y ¡profesores¡; pues, precisamente están en la edad principal para adquirir una educación que, fundamentalmente, debiera perseguir el aprendizaje, comprensión y ejercicio de la convivencia, del respeto a los demás, del sentido del agradecimiento a quiénes se supone transmiten conocimientos y valores que tengan en cuenta lo que precisa la sociedad para que sea más desarrollada y más feliz.

En primer lugar habría que preguntarse, y conocer, cómo son sus progenitores; pues quiénes merezcan el dignísimo nombre de "padres" saben las obligaciones, los sacrificios, las incomprensiones, etc., que implican educar a los hijos; porque los primeros responsables de que los frutos de sus relaciones sexuales no perjudiquen a la sociedad, a los demás, son ellos; pues debieran tener en cuenta que hay multitud de medidos y mecanismos para evitarlos si no saben, no quieren, o "pasan"; con lo que se evitarían las consecuencias indeseables para la ciudadanía que les financia, con sus impuestos, los tratamientos ginecológicos, asistenciales, educativos, etc.

Es tremendo pensar lo que le espera a la sociedad si no se "corta de raíz" el gamberrismo infantil, pues con estos sujetos convivimos todos, especialmente, a medida que se van haciendo mayores, en la calle, en los establecimientos comerciales, en las comunidades de vecinos, en la carretera, etc., con los perjuicios y daños de todo tipo que estos vándalos ocasionan a los demás, como a los bienes de uso y disfrute público sufragados con los tributos de los honrados ciudadanos, que se ven malgastados y no aplicados a satisfacer las necesidades de la multitud de compatriotas que sufren la pobreza ocasionada por irresponsables políticos, empresariales y sindicalistas, de todo tipo y condición.

Además, hay que plantearse que profesionales vamos a tener cuando la universidad, los centros de formación profesional, están ya sufriendo la llegada de estos indeseables, con las molestias y perjuicios que ocasionan a docentes, discentes, personal de administración y servicios, equipamientos y dotaciones, etc.

Los poderes públicos, los psiquiatras, los psicólogos, pues habrá algunos retoños que sufran patologías a tratar por estos profesionales; los que vayan a entablar relaciones sexuales, los maestros, etc., debieran ser mínimamente responsables para tomar decisiones, pues la ley 3/2014, sobre la autoridad del profesorado de Castilla y León , lo que siempre ha sido implícito en él, no da resultados; analizar y aportar soluciones al bestialismo infantil, a adoptar medios de prevención e interrupción del embarazo, a cumplir con sus obligaciones docentes y académicas, etc., para evitar esta lacra de "malparidos", que en algún caso han llegado, ¡señor, señor¡, el suicidio de compañeros.

También, porque no todos los críos son unos "nazis", hay niños encantadores, con una excelente calidad humana, que en buena medida se debe a la entrega, sacrificio y ejemplo de unos padres modélicos. Sin ir mas lejos, que se dice, Luis y Fernando Diaz, hijos de mis excelentes amigos Manoli y Luis.