Lo son todos los que de palabra y obra violan sistemáticamente cada día a las mujeres. Los del chiste jocoso a costa nuestra, los que pasan y te rozan intencionadamente, ¡qué casualidad!, la zona de roce siempre es la misma, el pecho o el trasero, los de la mirada libidinosa, los de la palabra soez, los de la mano en exceso larga. Si supieran el asco que nos producen a las mujeres, se abstendrían. Estamos más que hartas de que se nos contemple como objetos sexuales o que se descargue en nosotras todas las frustraciones que arrastran algunos individuos.

Hay mucho frustrado por ahí suelto al igual que por ahí suelto hay mucho mal nacido. Desde aquel terrible y dramático crimen de las niñas de Alcásser, ocurrido en 1992, en el que dos mal nacidos, Antonio Anglés y Miguel Ricart, secuestraron, violaron, torturaron y asesinaron a tres adolescentes de catorce y quince años, Miriam, Toñi y Desirée, la crónica de sucesos ha estado plagada de dolor y muerte para miles de mujeres violadas en unos casos y en otros violadas y asesinadas. Da pavor la cifra que procede del Ministerio del Interior, entre enero y junio de este año se han denunciado 788 agresiones sexuales con penetración. Las que han podido ser denunciadas, otras muchas se han silenciado y también en muchos casos la víctima perdió la vida a manos de su violador y no pudo denunciar. Como ocurrió con Leticia, como ha vuelto a ocurrir con Laura. Las dos de Zamora. Las dos agredidas por mal nacidos. Uno menor y cuando esto escribo nada se sabe del autor o autores de la trágica muerte de Laura.

Es como si estuviéramos ante una moda macabra, un ritual de humillación y de sangre. Es como si las iras del Averno se hubieran desatados contra las mujeres, jóvenes, llenas de vida, con muchas ilusiones por estrenar, con ganas de beberse la vida sorbo a sorbo, con ganas de comerse el mundo. Susana Ruiz, Anabel Segura, Sonia Ruiz, Eva Blanco, Rocío Wanninkhof, Sandra Palo, Susana Acebes, Diana Quer, Marta del Castillo, Cristina Bergua, Sara Morales, Malén Zoe Ortiz... La lista es impresionante. ¿Cuántas más tienen que caer para que los gobiernos de España, pasados, presentes y futuros adopten las medidas que la mayoría ciudadana está esperando? Tienen razón los padres de Mari Luz Cortés y Diana Quer en su cruzada a favor de la prisión permanente revisable a la que anatematizan los de siempre, fundamentalmente los buenistas, todos aquellos que todavía no se han visto en una encrucijada semejante. Porque a raíz de las muertes de Leticia y Laura, son muchas las mujeres a las que no se les da voz, que piden la castración física o química e incluso la pena de muerte. Sorprendentemente la solicitan las más jóvenes. Cuándo terminará todo esto, me preguntaba ayer sor Isabel. No lo sé.

¿Qué está pasando en España? Hay que refundar 'El Caso', aquel semanario español especializado en noticias de sucesos, que se editó en Madrid entre mayo de 1952 y junio de 1987 y que corría de mano en mano, en medio del morbo que proporcionaban tantos crímenes y asesinatos cuántos de ellos de género, sólo que entonces no se llamaban así. Eran otros tiempos. Las mujeres siempre hemos estado en el ojo del huracán en el maltrato físico y psicológico, en la agresión y la violencia sexual, en el asesinato, en tantos aspectos que han cambiado muy poco desde El Caso para acá.

Hay que acabar con tanto mal nacido. Hay que acabar con la terrible estadística que dice que las mujeres en España denuncian una violación cada cinco horas. Hay que acabar con la impunidad que disfrutan tantos.