Que Puebla de Sanabria se haya convertido en el pueblo mejor iluminado de España gracias a la campaña y la decoración navideña de Ferrero Rocher ha causado en la inmensa mayoría de los zamoranos una sensación de fortaleza e incluso de "chulería" emocional de muy fácil explicación. Ha sido como si en casa de un pobre hubiera tocado la lotería. Y así ha sido, porque salir en todos los medios de comunicación no tiene precio. Que se lo digan, por ejemplo, al sector de la hostelería. Nunca tanto se ha conseguido con tan poco. Bueno, entiéndase bien: en esta ocasión, los recursos económicos que se han invertido no han sido muy numerosos, ya que sobre todo se ha contado con el activismo de las redes sociales, la ilusión de la gente y el empuje del ayuntamiento de Puebla de Sanabria, con su alcalde al frente, que han sido mayúsculos. El ejemplo de la capital sanabresa ha tenido todos los ingredientes para aprender la lección: cuando un municipio, una comarca y una provincia trabajan desde una visión colaborativa es muy difícil que los resultados no sean los imaginados. Gracias por haber demostrado que sois un buen ejemplo para Zamora.

Otro maravilloso ejemplo del que he vuelto aprender un montón es Sendas Rural. El colegio, ubicado en la localidad salmantina de Gomecello, fue visitado el viernes por estudiantes de las asignaturas que imparto en el Grado de Sociología y del Máster en Servicios Públicos y Políticas Sociales, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Salamanca. El curso pasado ya estuvimos pululando por allí y regresar de nuevo a un colegio tan especial ha supuesto, al menos en mi caso, un rearme emocional de difícil explicación. Cuando lo que está en juego es la educación de nuestros hijos, encontrarse con iniciativas pedagógicas como la de Sendas es un orgullo. Ver a un grupo de padres y madres que han apostado por otras prácticas didácticas y comprobar que también hay maestros que creen en otros métodos alternativos a la enseñanza tradicional ha supuesto, como digo, replantearme muchas cosas. Y lo más importante: comprobar en vivo y en directo el desparpajo de niños y niñas, así como su capacidad de desenvolvimiento a tan corta edad, da mucho que pensar. Gracias, por tanto, por haber contribuido de nuevo a seguir aprendiendo.

Y tras Puebla de Sanabria y Sendas Rural llega todo lo demás. La semana ha sido muy intensa en muchos sentidos. Destacaré sobre todo la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos en la Facultad de Ciencias Sociales, que realizamos el jueves pasado disfrutando de una iniciativa digna de enmarcar en el mejor de los cuadros: la Escuela de Circo de la Casa Escuela Santiago Uno, en Salamanca. Nos visitaron, conocimos un poco más de sus métodos de enseñanza y gozamos, en vivo y en directo, de la música, la magia y el baile de un grupo de chicos y chicas que, junto a varios educadores, tratan de rearmar sus vidas a través de la educación, el juego y la fantasía. Porque estos jóvenes son muy especiales, ya que proceden de entornos complicados o familias desestructuradas. Por eso, ver las caras de estos chicos y chicas y comprobar que es posible salir adelante dice mucho de quienes creen en las posibilidades del género humano para mejorar. Gracias, por tanto, por vuestros aprendizajes y lecciones de vida. Así da gusto.