Demuestra la física que dos relojes de péndulo ubicados en la misma pared sincronizarán sus oscilaciones. Sin embargo si se ubican en paredes enfrentadas, cada péndulo empezará pronto a llevar su propio movimiento. Al parecer la causa está en la vibración que el movimiento genera sobre la pared y cómo ésta la devuelve e interfiere en la oscilación del propio péndulo.

La democracia consiste en que cualquiera pueda expresar sus opiniones, defender sus ideas y hacer sus propuestas, esté situado en cualquiera de las paredes del salón institucional en el que se desarrolla la convivencia cívica y pacífica. La política regula la convivencia social, como representación de cualquier otro tipo de modo de articulación de las relaciones en otros ámbitos de convivencia, tales como el matrimonio, la familia o cualquier tipo de asociación cívica, cultural, deportiva, religiosa, etc.

En la vida de una nación hay etapas en las que los partidos, que son los relojes que marcan la hora de la política y las ideologías, se ubican cercanos unos de otros y, con independencia de que cada uno tenga una peculiar forma o cual sea la música de su sonería, sincronizan su movimiento y no hay grandes discrepancias entre ellos en los asuntos esenciales. De ahí nacen las Constituciones y las Leyes Orgánicas. De ahí también la concordia social que permite discrepar en formas, tiempos, métodos y orientación del gobierno pero compartiendo los elementos y principios esenciales.

Hay otros momentos, sin embargo, en que la convulsión, las crisis o el desgaste por el mero aburrimiento de la prosperidad, cuando no el mesianismo de algunos, llevan a forzar las diferencias por encima de los puntos de concordia. Surgen con inusitada fuerza los extremos. Unos para romper la dinámica estable, otros para reequilibrar y evitar una excesiva deriva. Entonces lo que eran unos cuantos relojes principales en una misma pared cuyos péndulos oscilaban de forma sincrónica pasa a ser un espectáculo de discursos asincrónicos, enfrentados desde paredes opuestas y alejados de los ángulos de conexión, diálogo y debate.

Soy de los que cree en el valor del disenso para el avance de la sociedad frente a la oposición del consenso artificial nacido de la imposición de la corrección política. Pero como decía Joaquín Prats en "El precio justo": "¡Ojo, sin pasarse!". España ha sido un país de movimientos pendulares a lo largo de su historia moderna y contemporánea. Y los españoles gente de sangre caliente y navajas de aceros afilados.

Las ideologías están bien y son saludables siempre que no se conviertan en amenaza personal y directa a los que están enfrente. Se empieza con el famoso "tic-tac, tic-tac" y se termina augurando la guillotina y comprobando que toda acción tiene su reacción. Nos acercamos a un año electoral. El más ideologizado desde hace mucho tiempo. Cada cual quiere salvar a España?de los otros. Me pierdo, lo reconozco. Me preocupa Zamora que se nos va aceleradamente por el sumidero de la despoblación mientras todos miran cómo ondean sus colores? en Madrid.

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