Si es asesino confeso y ya ha sido condenado ¿por qué tiene que seguir recibiendo la consideración de presunto? El asesino de Leticia Rosino por no tener, no tiene de presunta ni la humanidad, la perdió ese día o puede que naciera sin ella, violador y asesino. No necesitó más manada que sus instintos. Se le juntaron todos y procedió en consecuencia a cometer la vileza. En su defensa alegró en todo momento que había sido un adolescente maltratado por su padre y se quitó peso de encima culpando a su progenitor.

No todos los adolescentes que han sido maltratados acaban convertidos en violadores y asesinos. Al igual que todas las demencias no conllevan un componente violento, se es demente bueno o demente malo, pues eso mismo ocurre con esta gente que se quita el peso de la culpabilidad de encima, levantando el índice acusador y señalando a todo lo que se mueve. El padre maltratador, la madre pasiva, el hermano indiferente, el amigo inexistente, la sociedad que es muy puñetera. Todos tienen la culpa menos el culpable.

Dicen que le ha caído la pena máxima que se puede imponer a un tipo de esa catadura, porque es menor. Ocho años de internamiento en régimen cerrado me parece insuficiente. Pero como es menor. En eso se amparan muchos menores para cometer sus tropelías. Que venga el juez Calatayud y clarifique un poco las cosas. La Ley del Menor es muy blandita, muy suavecita. No es posible que sean menores para pagar por sus delitos y sin embargo actúen como mayores para cometerlos.

Y cuando salga ¿qué? Es una incógnita. Para estos bestias, lamentablemente, no hay prisión permanente revisable. ¡Como son menores! Si cuando salga, reincide, lo único que queda es aplicarle esa pena en concreto. Las buenas gentes de Castrogonzalo no podrán dormir tranquilas, especialmente las jóvenes, una vez que sea puesto en libertad. Cuando el asesino salga de la trena todavía tendrá mucha vida por delante, para enderezar el rumbo o para torcerlo más de lo que ya se lo torció aquel fatídico día en el que se encontró con Leticia.

Una muchacha encantadora, llena de vida y de proyectos que se truncaron porque un salvaje decidió hacer lo que el menor hizo, sin pensárselo dos veces, quizá con la seguridad de que si no impune, su fechoría, al ser menor, no le restaría muchos años de vida en un centro de reclusión. ¿Qué pasará por la cabeza de gente así? Hay que ser mala persona de solemnidad para hacer lo que hizo el que de presunto no tiene nada. En este tipo de cuestiones siempre pierde la víctima y sus deudos. Hay que contar con el dolor inmenso que traspasa a la familia como si de una lanza fuera. Un dolor más agudo que el de la enfermedad que se anuncia y aún del propio accidente de tráfico.

Por muchas medidas que incluya la sentencia del Tribunal, no sirven para reparar el horrible daño causado. Estos días he escuchado a muchas mujeres hablar de otro tipo de medidas, las que pasan por la castración física o química para los violadores. Me parece una burrada, pero puede ser la solución para acabar con el problema porque la mayoría de los violadore, reinciden más tarde o más temprano. Otra cosa es su ralea asesina. Contra eso sólo puede lucharse de dos formas, una de ella es la prisión permanente revisable que como su propio nombre indica, digan lo que digan los buenistas, no es una cadena perpetua. Cuando dejan de ser presuntos, hay que obrar con la dureza equivalente al acto delictivo cometido.