Hace pocos días Fernández Mañueco ya renunció oficialmente a la Alcaldía de Salamanca para correr la aventura de conquistar la presidencia de la Junta de C y L. Y Juan Vicente Herrera ultima su mandato presidencial dejando a Mañueco una herencia envenenada (además de la galopante y devastadora despoblación, están los casos de la trama Eólica, Perla Negra, irregularidades y descontrol Caja España-Duero, trama Enredadera, crisis en Sanidad...) Eso, si el el Grupo Popular pudiera volver a gobernar en C y L, que ya se ve harto difícil después de más de treinta años con los mismos mimbres y las mismas políticas caducas e ineficaces (léase aquí lo que el PP cacarea de los socialistas en Andalucía: el clientelismo de tantísimos años gobernando y manipulando). Y precisamente, aquí en C y L en las próximas elecciones autonómicas, además de intentar frenar a Cs, PSOE y Unidos Podemos, el peligro Vox les amenaza, pisándoles los talones y sintiendo su aliento patriotero en el cogote.

Pero ante estas dificultades, el presidente Herrera, y el ya exalcalde Mañueco, defendieron para nuestra comunidad, hace días en el Paraninfo de la USAL, con motivo del 40º aniversario de la Carta Magna, el "autonomismo útil y responsable que ampara la Constitución". Dicen que este modelo sí es perfectible en algunos puntos, mejorable. Pero también Mañueco afirmó que "el sistema de las autonomías ha permitido el mayor progreso de la Historia de España; parte de las soluciones que España necesitaba. E impulsó los principios del Estado del Bienestar e hizo posible el procesode descentralización en España".

Esta defensa de un fuerte autonomismo raya casi en independentismo comunero, regional o federal, pero muy en contra del ideario y propuestas de Santiago Abascal líder de Vox.

Entonces, cómo se puede entender que su presidente pepero, Casado, diga que gobernará en coalición con Cs y Vox, ofreciéndoles varias consejerías. Ese Vox partido ultraderecha que se jacta de decir: "Estamos dentro de la autonomías para acabar con ellas".

Por eso prescindirán -harán añicos- el Estatuto de Andalucía; cerrarán la TV Andaluza, además de otras medidas autoritarias que aborrecen el federalismo de la UE. Pretenden también liquidar las leyes de la memoria histórica y la violencia de género, de antiinmigración, para empezar. Vox habla de privatizar las pensiones (eso supone que la clase trabajadora, media, baja y pobre, será más precaria). Por otro lado, quiere una radical rebaja de los impuestos (con qué presupuesto se va a poder gobernar el país y los temas sociales, económicos y de infraestructuras). O sea, están como locos los dirigentes de Vox, en recentralizar el Estado: menos gastos políticos y públicos. Que no haya Sanidad pública, ni becas ni educación de calidad y gratuita. Y que el estado de bienestar se vaya del todo al garete. Y eso que dicen que Vox ha suavizado su ideario y programa para poder captar más votos moderados en las pasadas elecciones andaluzas.

Cómo es posible que Pablo Casado acepte esto, si sus jefecillos de Castilla y León (Herrera y Mañueco) están en contra de esas ideas radicales de Vox, sobre todo en que no les gusta los parlamentos autonómicos y que quieren devolver las competencias (fundamentalmente Sanidad y Educación entre otras) al Estado central. Y encima, todo es cosa de amistad personal, amiguetes los tres de la nueva CEDA, Casado, Rivera y Abascal, cobijados por el padrino "Asnar".

Todo ello, a pesar de que el rey Felipe VI ha reivindicado recientemente la "pluralidad territorial de España" para que todos asuman esa realidad plurinacional del Estado.

PP y Cs son advertidos desde la UE que "pactar una coalición con Vox es separarse de los demócratas europeos".Depender para gobernar del voto de Vox les alejaría del Grupo Liberal europeo, de Macron, de la Alianza Liberal, de los socialdemócratas y del gobierno de Merkel, y lo acercaría a Orban, a Salvini, a Le Pen. Y lo saben y andan apurados por ello, aunque recelan. Sin embargo, en el PP consideran más espeluznante que Ciudadanos pueda pactar otra vez con los socialistas que con Vox.

El exprimer ministro francés, Manuel Valls, ahora candidato a la Alcaldía de Barcelona, apoyado por Cs,reprende a Rivera por abrir la puerta a Vox y le reclama que no haga tratos "ni con el populismo ni con el separatismo".Valls, que proviene de la Francia de la libertad: le exhorta, ahora más que nunca, es el momento de los pactos con sentido común y democrático por el bien de España y de la UE, solo con los partidos constitucionalistas".

Está claro que los partidos políticos no son "hermanitas de la caridad", sino aparatos para alcanzar el poder. Pero se les debe exigir un mínimo de ética y decencia política y social en la gobernabilidad.

A Vox se les llena la boca gritando España, España, repletos de banderitas y pulseras rojigüaldas, anhelando la reconquista de España. Pero no mueven un dedo ni una sola ley para solucionar los problemas de la gente. Esa es la apoteosis voxista que lidera un tal Abascal, y que Mañueco y Herrera sienten como una esperpéntica intimidación electoral también en Castilla y León.