En la Diputación nos propusieron celebrar los 40 años de Constitución y decidimos sin dudarlo que este año merecía especialmente celebrarse porque es el del empate: cuarenta años de dictadura y cuarenta de democracia. Una primera razón para celebrar que a partir del año que viene los demócratas iremos ganando el partido.

Y la siguiente duda fue: ¿qué nos ponemos para celebrarla? O sea, ¿qué artículo de la Constitución elegimos para leer libremente, tal y como se acordó?

Tampoco hubo muchas dudas: algo de la parte social, esa que habla del derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, a la jubilación, al medio ambiente, a la soberanía alimentaria, a la cultura?

El riesgo era que igual nos quedábamos a medio vestir, porque no hay muchos derechos sociales que ponerse, y menos desde los recortes de la crisis que han dejado a muchas personas desnudas.

Al final optamos por el artículo 40, para cuarenta años de Constitución, que le pone deberes a los poderes públicos para alcanzar el progreso, no sólo económico sino social; para la distribución de la renta personal y regional (¡ay! nuestra Zamora y nuestros zamoranos de los últimos de España en rentas), y para el trabajo con derechos y el pleno empleo.

Cuando ya estaba tan contenta con el artículo 40, escaso en su cumplimiento pero con un traje decente, los datos del paro casi nos desnudan en el camino. En Zamora aumenta el paro en noviembre, algo a lo que le quitan importancia por la estacionalidad, tras acabar los empleos del verano en hostelería y construcción, finalizada la vendimia y trabajos temporales del campo? bueno, lo habitual en las fechas. Pero es que además baja el número de trabajadores que cotizan a la seguridad social, con lo cual apenas podemos taparnos las vergüenzas y quedan al aire las amenazas de despoblación.

Y es que todos los años en torno a este puente denominado por la gracia del pueblo español de la "Inmaculada Constitución", desde la izquierda política nos planteamos las mismas dudas respecto a ésta. Porque efectivamente sigue siendo inmaculada respecto a los derechos sociales que no se han tocado para cumplirlos, pero sí se ha manchado con artículos nuevos que ponen por delante los objetivos macroeconómicos de estabilidad y deuda frente al derecho al trabajo o a la vivienda.

Como conocer la historia nos permite no volver a repetirla y a veces resolver las dudas, remontándonos a 40 años antes vemos al Partido Comunista de España (sí, sí, el único que tiene el nombre de España con mayúsculas en su denominación), defendiendo el voto a favor a la Constitución, tras renunciar al reconocimiento pleno de los luchadores por la libertad y la democracia asesinados y encarcelados durante los 40 años de dictadura; esos luchadores cuya memoria es ahora objeto de una Ley que algunos califican de revancha. Y vemos a la Alianza Popular de Fraga, ahora Partido Popular, dividido ante el texto constitucional, absteniéndose y votando en contra.

Por ello, y gracias a que el traje constitucional se hizo con la lucha por las libertades y las renuncias de la izquierda, y en un contexto de amenaza de golpismo del de verdad de los franquistas, puede seguir vistiendo al pueblo dignamente si se cumplen los aspectos sociales. Lo cual no evita que pueda estar más a la moda en otros que no son tan esenciales, como por ejemplo la antigualla de la monarquía que da más derechos a la casa real que al español común desahuciado de la suya, al hijo del rey frente a la hija, y que limita al rey a una figura decorativa porque ni puede mandar porque manda el pueblo ni es responsable de sus actos públicos.

Lo que no puede ser un mero adorno es el estado social y de derecho y su aplicación. Lo que no se puede es aceptar un partido fascista -¡perdón paisana Ana Pastor, no recordaba que es un insulto!- quiero decir que no respete a los inmigrantes, ni a los homosexuales, ni a las mujeres agredidas por violencia de género, porque esos son derechos fundamentales. Lo que no se puede es encarcelar a los que defienden pacíficamente una idea que no afecta a los derechos humanos, como la independencia de una Comunidad, y llamarlos "golpistas" por hacer un referéndum y porque también es un insulto prohibido en el Parlamento, cuando a otros que quieren acabar con todas las autonomías ya se les tocan las palmas en el parlamento andaluz.

Esta Constitución seguirá siendo un buen traje democrático si nos permite vestirnos con la libertad que algunos defendieron durante 40 años de franquismo a costa de su propia libertad y de su vida. Si nos permite seguir diciendo ¡viva la república! con otra bandera tan de España, camisa roja de mi esperanza, como la "rojigualda" de ahora; y cantar otro himno tan de España como el himno nacional de ahora con el que acabó el acto institucional de la Diputación. En el que estuvimos con el artículo 40 de palabra, y el himno de Riego en el corazón: "libertad, libertad, libertad".

(*) Teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Zamora