Que sí, que me parece muy bien que la Real Academia Española se actualice y que, por ejemplo, haya cambiado la quinta acepción del adjetivo "fácil" que hacía referencia a "mujer fácil" es decir, la que se presta sin problemas para mantener relaciones sexuales, por "persona fácil". Era casi un insulto permitido, porque tan fácil puede ser una mujer como un hombre, pero de ahí a que se aplique el género a todo lo que se dice, me parece absolutamente imbécil. Ese afán por feminizarlo todo empieza a resultar enfermizo. Se quiere feminizar la Constitución, se quiere feminizar la banca, se quiere feminizar el Parlamento, se quiere feminizar la Justicia, se quieren feminizar la fuerzas Armadas, se quieren feminizar los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Se quiere feminizar absolutamente todo. ¿Y el hombre? ¿Qué va a ser del hombre? No se puede seguir estigmatizando a los hombres de la forma que incluso algunos hombres vienen haciéndolo.

Que sí, que adelante con los faroles las mujeres, pero mire usted, no se puede demonizar a los hombres, como tampoco se puede sacralizar a las mujeres de la forma que se viene haciendo. No es normal ni medio normal lo que se viene haciendo. Lo terrible es que los peores enemigos de los hombres normales son otros hombres que van de progres y que se han creído que por templarle constantemente la gaita a las mujeres, son más plurales, más feministas, más rigurosos, mejores. Craso error. La mujer, femenina, nada de marimacho. La mujer en igualdad y no por la horizontal ni por los hábitos y costumbres de ellos. No hay nada más hermoso para un hombre que una mujer femenina, que no feminista, sobre todo porque en España el feminismo se ha radicalizado con ayuda de los radicales que están dándole alas a lo que debe volar per se.

Los cambios en la manera de expresarnos, en plena batalla por la igualdad de sexos impulsada en todos los ámbitos de la sociedad, fundamentalmente por políticos y feministas recalcitrantes y de nuevo cuño, nos rechina cada vez más a la mayoría. Incluso la cineasta Isabel Coixet, que no es sospechosa de ser 'facha' como tildan ahora a los que no piensan como ellos, ha dicho alto y claro, "cuando escucho a un político decir "todos y todas", me rechina". A mí, también. Los políticos están travistiendo el lenguaje, se lo están cargando. Los violentos no lo son porque las cosas tengan género masculino o femenino. Son violentos porque lo llevan en los genes, porque son mala gente, porque tienen mala baba, porque creen que la mujer es de su propiedad, porque incluso pueden ser unos cabronazos. Pero esos son los violentos en particular y no hay que confundirlos con el resto de los hombres en general, por los que quiero romper una lanza a su favor.

Me parece de perlas que el lenguaje evolucione y se transforme a medida que las sociedades lo hacen pero, por favor, sin caer en las gilipolleces a las que no terminamos de acostumbrarnos a pesar del esfuerzo de unos pocos, y claro, de unas pocas. Encima, no son mayoría, pero hacen mucho ruido. Tengo para mí que vamos a seguir escuchando esta letanía de género que a mujeres tan preparadas como la directora de cine aludida, les rechinan y algo más. Constitución, dicho así, suena a masculino, pero mire por donde el artículo que se le antepone es femenino. Por qué coñe no reparan en lo que en verdad nos importa a los españoles y se dejan de estas chorradas de género, entre otras chorradas que sólo despiertan la hilaridad y el rechazo de la mayoría.