O sea, que se ha armado la marimorena porque en el ámbito de un viaje privado a Abu Dabi para asistir al Gran Premio de Fórmula 1, el Rey Juan Carlos, que dejó de ser jefe de Estado en junio de 2014, coincide con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman quien, presuntamente, ordenó el asesinato del periodista Yamal Khasshogui, al que saluda protocolariamente y por una cuestión de cortesía, sin trascendencia institucional alguna y poco más o menos que se ha pedido la cabeza de Juan Carlos en bandeja cual Holofernes del siglo XXI. El vocerío orquestado por Podemos e Izquierda Unida, se ha escuchado en la Cochabamba.

Hombre, hasta donde se sabe, ni Cuba, ni China son dos ejemplos de democracia y libertades. Son dos países en los que las libertades viven secuestradas. O estás con el régimen o a la cárcel. Sin embargo, nadie se ha rasgado las vestiduras, ni se ha mesado el cabello, ni ha puesto el grito en el cielo, tras la visita a la isla caribeña del presidente del Gobierno y esposa. Ni tras la visita de Estado a España del presidente chino, Xi Jinping. Una visita la mar de lucrativa para los intereses empresariales de España en el exterior y concretamente en ese país.

En los tres casos habría que decir aquello de 'quien esté limpio de culpa que lance la primera piedra'. Tratar de demonizar por todo, hasta cuando estornuda, al Rey Juan Carlos me parece propio de sectarios y villanos de la peor calaña. No es posible, por muchos que sean los errores cometidos por el monarca emérito, que Podemos presione para que se impida la asistencia de don Juan Carlos a los actos organizados el próximo miércoles día 6 de diciembre en la Cámara Baja con motivo del 40 aniversario de la Carta Magna. Cuando Iglesias, Echenique y compañía cuenten con una trayectoria de servicio a España como la de don Juan Carlos, entonces y sólo entonces, que hablen y despotriquen lo que quieran. La hoja de servicios de estos dos está prácticamente en blanco.

O sea, que un impresentable, por mucho que se llame Dani Mateo, puede sonarse los mocos en la bandera de España creyendo que todos los españoles van a volver la cabeza hacia otro lado y sin embargo, otros impresentables, en este caso no sé quiénes son, no pueden pintar la esvástica en la fachada de Omnium Cultural, en Barcelona, aún a sabiendas de que sus soflamas y comportamientos son lo más parecido a las soflamas y comportamientos de los boches. No es posible que se aplique la ley del embudo según convenga. Desgraciadamente, la parte estrecha siempre se la llevan los mismos. Los que insultan, los que provocan, los que dividen, los que señalan, los que vociferan, los que pretenden desmembrar España siempre se quedan con la parte ancha. Y, encima, defienden sus postulados como si estuvieran en posesión de la razón, sin atenerse a las consideraciones de los demás.

Ser español en España no es tan fácil, sobre todo si piensas y actúas de la forma que unos pocos, los que quieren darle la vuelta a todo, no comparten. Tú tienes que transigir, ellos nunca. Cabe esperar que no tengamos que lamentarnos por actuar de forma arbitraria y en algunos casos también supremacista. Los de Omnium Cultural son de ese jaez, de ahí lo de la cruz gamada en su fachada. Sin embargo es mejor seguir insultando a los símbolos de España que nos representan a todos los españoles que pintar una realidad como un castillo aunque yo no la comparta.