Tenía que ser el buenazo del padre Luis Santamaría, quien pusiera en conocimiento de las fuerzas de seguridad los panfletos que han corrido como la pólvora por Zamora en los que un maestro de reiki promete la "sanación de tumores en estado inicial". Ni inicial ni avanzado. Resulta que lo que no logra la medicina convencional, puede conseguirlo una técnica que será todo lo sensacional que sus seguidores y practicantes quieran, pero que de sanar, nada de nada. Los milagros, si acaso, en Lourdes y en Fátima. Y tengo para mí que ambas titulares se lo piensan mucho antes de dar tres cuartos al pregonero.

Cómo es posible que se pueda jugar con la esperanza y con la buena fe de las gentes. Por la salud, por recuperarla cuando la perdemos, somos capaces de agarrarnos a un clavo ardiendo aunque sea peor el remedio que la enfermedad pero, por favor, impostores, abstenerse. Esto es peor que el timo de la estampita. No se puede jugar así con las personas. Ha hecho bien el sacerdote zamorano en poner sobre aviso a la Policía que a buen seguro dará con el embaucador. Que no arrastre a nadie. El reiki no es gratuito. Estas presuntas 'sanaciones' acaban costando una pasta gansa y puede que incluso la salud.

A lo largo de los últimos años he conocido a maestros de reiki serios y a otros que iban de dios por la vida. Los serios, los rigurosos poniendo limitaciones a sus conocimientos y los diosecillos menores, elevándose a unos altares inmerecidos. Esta pseudociencia ha tenido o puede que debamos decir que todavía tiene muchos adictos y adeptos. No es un invento español como algunas personas piensan. El reiki fue inventado en 1922, no es nuevo ni mucho menos, por un budista japonés. Sus practicantes se creen a pies juntillas que a través de la imposición de manos o toque terapéutico se transfiere desde las palmas una "energía universal" hacia el paciente con el fin de promover la curación emocional o física.

Si quiere que le diga la verdad, la susodicha energía nunca se ha podido demostrar. No hay evidencia empírica de que tal fuerza exista. No sé por qué el empeño de unos pocos por hacernos creer lo increíble. Las más importantes sociedades y centros estadounidenses y europeos del cáncer han alertado contra el reiki, advirtiendo que no debe ser usado como un remplazo al tratamiento convencional. Quizá por eso se entiende menos que nos haya venido hasta Zamora una especie de gurú que promete lo que no puede cumplir. Esta gente no viene atraída por nuestro paisaje, nuestro paisanaje o nuestra gastronomía. A esta gente la trae otra gente que se ha creído el cuento y se emplean a fondo. Dicen los decidores, que están "zumbados", yo prefiero ser más respetuosa y dejarlo ahí.

Ya vale de que unos cuántos crédulos intenten convencernos a los demás de las bondades de técnicas, pseudoterapias y pseudociencias que ni están avaladas ni contrastadas por la comunidad científica mundial. Un día la van a armar parda y nos mesaremos el cabello cuando ya no haya solución, cuando la noticia no radique en el panfleto sino en el desenlace doloroso de haberse puesto en manos de quien ha prometido lo que no puede cumplir.

Menos mal que el padre Luis Santamaría permanece alerta y que en su cruzada con las sectas nos pone al loro de lo que se cuece por ahí, reiki incluido, sobre todo cuando no existe evidencia alguna que apuntale esta pseudoterapia.