Cuando se cumplen ciento treinta años de la fundación de la Unión General de Trabajadores, deseo manifestar públicamente y rendir homenaje de agradecimiento a cuantos hombres y mujeres, a lo largo de todo ese tiempo, hicieron posible tan importante acontecimiento político, social y cultural; sin ese esfuerzo no estaríamos en las actuales condiciones socioeconómicas y en libertad. Hay que reconocer que el Movimiento Obrero organizado, se inicia en Gran Bretaña y Francia durante el siglo XVIII y principios del XIX, extendiéndose por todo el mundo. En España aparecen las primeras organizaciones de trabajadores a mediados del siglo XIX.

Igualmente es un buen momento para recordar que cuando la UGT cumplía 88 años, es decir en 1976, en Zamora formalizábamos la refundación del Sindicato y del PSOE, con un acto sencillo, no exento de cierta solemnidad y emoción, en el despacho del prestigioso laboralista Santiago Moreno, con su presencia y la de Ángel Barbero, Domingo Mañanes, Estanislao de Luis, Miguel Manzano y Demetrio Madrid, con la asistencia de Luis Alonso Novo, representante de las respectivas Ejecutivas Nacionales. Meses después Santiago Moreno y yo, asistimos como delegados al XXX Congreso Confederal, todavía en la ilegalidad.

En realidad el papel histórico del Movimiento Obrero como tal tiene su arranque con la llamada revolución industrial, y sus antecedentes remotos están, probablemente en la aparición de lo Gremios de trabajadores a partir del siglo XI Estos eran asociaciones económicas que agrupaban a trabadores y artesanos de un mismo oficio para proteger sus intereses. Los Gremios fueron una parte muy importante de la sociedad medieval, fundamentalmente en el sector industrial de la época.

Con la industrialización, se modificó radicalmente la vida, tanto laboral y económica, como la existencia personal y familiar. Nace una nueva burguesía, la empresarial y también el proletariado (la clase obrera). Las condiciones de trabajo eran nefastas, tanto los hombres como las mujeres y los niños, eran sometidos a largas jornadas de duro trabajo, diurno y nocturno de 12 y hasta 16 horas, sin ningún tipo de seguridad laboral ni social. En estas condiciones socioeconómicas, nace el Movimiento Obrero, tras el éxito técnico y económico de la revolución industrial. En estas circunstancias surge la necesidad inevitable de la unión de los obreros en movimientos organizados, con estrategias y actuaciones reivindicativas.

A partir de esta situación, emergieron en Inglaterra las Trade Unions y otros sindicatos, como movimientos de resistencia contra el capitalismo explotador. En los orígenes del movimiento obrero español hay que distinguir entre las actuaciones propias y la influencia que procede del exterior. Desde sus inicios y en distintas versiones, el conjunto de los sindicatos y del Movimiento Obrero en general, han reivindicado reformas no solo sociales, también políticas y mayor democracia.

Como muestra, basta detenerse en el movimiento obrero llamado "cartismo", que en 1837 y en su presentación exigía, entre otras reivindicaciones: 1) Sufragio universal. 2) Parlamentos democráticos. 3) voto secreto, 4) Suspensión de la obligación de ser propietario para ser miembro del Parlamento. Existen otras incorporaciones al Movimiento Obrero, desde la doctrina social de la Iglesia ("Renum Novarum"); los socialismos utópicos, el Bobunismo en Francia, el anarquismo y fundamentalmente el marxismo o socialismo científico, que cierra el círculo de las doctrinas sociales más importantes del siglo XIX.

El marxismo determinó, desde sus origines, toda la carga ideológica en la mayor parte de los movimientos obreros del mundo. Y es que la lucha de clases para el marxismo queda definida por las relaciones de producción y el papel que ocupa cada individuo en la división social del trabajo.

En el año 1919, al término de la Primera Guerra Mundial, en virtud del Tratado de Versalles, se crea la O.I.T. (Organización Internacional del Trabajo). Sus ideas se establecen en los siguientes objetivos: Una preocupación humanitaria. 2) Motivaciones de carácter político. 3) Estimulaciones de tipo económico; y 4) Motivos relacionados con el fin de la guerra, en la que tanto habían sufrido los trabajadores en el campo de batalla y en la industria.

Los duros orígenes y sufrimientos, así como la trayectoria del Movimiento Obrero, hasta la época en la que vivimos, ha sido fundamental para el logro del desarrollo de nuestro País, y del mundo en general, tanto en el ámbito económico, político y social. También ha impedido mayor opresión de las clases trabajadoras.

Referido a España, la presencia de los sindicatos, esencialmente la Unión General de Trabajadores, ha cumplido un papel preponderante durante su larga historia, nada menos que 130 años, ejerciendo como sindicato de clase, demócrata, feminista, pacifista e internacionalista, de manera que el propio Pablo Iglesias manifiesta satisfecho: "Los trabajadores tienen ya en nuestro país las dos organizaciones que le son necesarias para luchar con éxito por sus intereses: el Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores" (San Sebastián, 12.10.1888.

La participación y compromiso de la UGT ha sido decisivo para la defensa de los trabajadores, las mujeres y los más necesitados. Políticamente estuvo presente en los distintos momentos de nuestra azarosa vida social, cultural y económica, durante la dictadura de Primo de Rivera, la II República, en la otra dictadura franquista y la clandestinidad, también en la Transición y ahora en la democracia, reconociendo la aportación, muy positiva, en el debate y aprobación de la Constitución Española de 1978.