Ya estamos demasiado controlados por los bancos, por los distintos gobiernos a saber, municipal, autonómico y nacional como para que ahora se pretenda que los partidos políticos puedan espiar nuestros datos personales para captar votos. Lo que nos faltaba. Captar votos o tratar de lavarnos el cerebro. Y ya se intenta lavarnos el susodicho desde distintos ámbitos. Uno de los más comunes son las redes sociales. Según un estudio reciente son cada vez más los españoles arrepentidos de haberse dejado la biografía, la opinión, la descalificación, la foto oportuna e incluso la inoportuna en Facebook, Twitter, Instagram y todos esos lugares en la red donde hay gente que lo cuenta todo. Dónde están, qué hacen, dónde veranean, lo que les gusta, lo que les disgusta, lo que opinan de los demás y en muchos casos incluso les sirven para insultar y quedarse tan oreados. Cuántas veces, sin fundamento.

Sólo nos faltaba una especie de gran hermano vigilando desde los partidos políticos, convertidos en el ojo de Sauron, personaje titular y protagonista principal de El Señor de los anillos, flamígero y sin párpados. O en el 'big brother' de George Orwell que habita en su novela '1984', ente que gobierna Oceanía, de carácter omnipresente que todo lo vigila. Vivimos ya en la ciencia ficción, de andar por casa, pero ciencia ficción. O a eso nos quieren llevar quienes nos gobiernan, quienes amablemente nos piden su voto cada cuatro años mientras que en el día a día ni se acuerdan de que existimos. Anden ellos calientes y ríase la gente.

Las distintas formaciones política podrán recopilar datos personales obtenidos en Internet, sin autorización que valga (¡viva la protección de datos!), haciendo hincapié en sus opiniones políticas. O, dicho de otra manera, los partidos políticos están ya habilitados para crear perfiles ideológicos de los ciudadanos. Lo que les permitirá crear un valioso fichero de valor incalculable, con el que llevar a cabo una propaganda electoral más personal y efectiva. Lo de la atención personalizada que tanto alabamos del comercio tradicional zamorano, pero en clave política. Vamos, que se nos podrán meter en casa a compartir el cocido o la fabada y tomarse una copa de vino mientras nos hablan de sus bondades y de cómo encajamos con lo que ellos propugnan y defienden.

No estamos preparados para esa modernidad en concreto. A los que nos gusta la privacidad y no estamos enganchados a esos escaparates de Internet, nos espanta la idea. Lo que nos faltaba. Los ordenadores ayudan pero también se han convertido en una herramienta de control de nuestras vidas y haciendas. Ya no seremos libres ni para votar la formación que queramos, siempre habrá alguien que, sobre todo a los más vulnerables, les empuje a hacer lo contrario de lo que desean. Y ¿qué ha sido de la tan cacareada protección de datos? El Senado español ha aprobado la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, ratificada en el Congreso, que modifica la Ley Electoral para permitir a los partidos políticos esta recopilación y uso de datos personales con los fines aludidos.

Señoras y señores, se abre la veda, llamadas y no solo de Vodafone, Galería del Coleccionista y Movistar; mails, Whats-App personalizados, ¡la Biblia en verso! Los partidos políticos lo valoran tano que han tildado nuestros datos de 'maná', 'petróleo', 'nueva materia prima'. No me extraña. Nuestros datos personales, al servicio del gran hermano político.