Desde finales de los años ochenta la puesta en marcha del Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa, vinculado a la UNED y con proyectos subvencionados por la Junta, ha situado a Zamora en el epicentro de cualquier investigación relacionada con los miles de personas que se vieron obligadas a abandonar su región en busca de un futuro más próspero. Nadie como los responsables de esta iniciativa han entendido mejor que en la época contemporánea el fenómeno de la emigración y sus implicaciones es una realidad fundamental que avala la organización de dos congresos internacionales, sobre todo vinculados a la emigración de los castellanoleoneses a América.

Fruto de un ingente trabajo y de la convocatoria de los Premios Memoria de la Emigración tanto en Zamora, con el apoyo de la Diputación, como en Castilla y León, con el de la Junta, se han recopilado en los últimos años un fondo de 500 relatos, miles de cartas, fotografías y material audiovisual que, de otra forma, se hubieran perdido al mismo tiempo que morían sus protagonistas. En la actualidad, y mediante convenios con la Fundación Cooperación y Ciudadanía, se han reunido más de 50.000 documentos, parte de los cuales se han podido visualizar en varias exposiciones en América y en España. Se trata de un material tan valioso como la propia historia de la comunidad, único, y que entre todos debemos preservar y aumentar en la medida de lo posible. De ahí que hace ya 15 años el propio presidente de la Junta Juan Vicente Herrera incluyera en su programa electoral la creación de un Archivo-Museo sobre la emigración de los habitantes de la región, un centro que funcionara a modo de pequeña isla de Ellis. La crisis económica y los recortes dejaron en el cajón del olvido la propuesta pese a que el propio Herrera llegara a mirar hacia Zamora como provincia preferente para acoger el proyecto.

En Nueva York, cada año, cuatro millones de turistas se sientan frente a las computadoras que contienen 50 millones de archivos en un viaje a sus raíces familiares, en busca de pistas de los más de 12 millones de inmigrantes que desde Europa y Asia, fundamentalmente, entraron a través de esta puerta a Estados Unidos entre 1900 y 1924. Ello permite que más de 100 millones de estadounidenses de diferentes orígenes puedan encontrar el rastro de sus antepasados. Zamora jamás podrá ser Ellis Island, pero sí mejorar en parte su situación social y económica si es capaz de conseguir el Museo-Archivo de la emigración castellanoleonesa donde poder mostrar todo lo recopilado desde los años noventa. Si esta provincia ha sufrido como ninguna la emigración y la despoblación, ese éxodo se puede transformar en un reclamo que atraiga hasta aquí a personas no solo de toda la comunidad autónoma, sino del resto del país o de cualquier parte del mundo.

En un mundo cada vez más globalizado y despersonalizado, la busca de los orígenes y la respuesta a "de dónde vengo" no es una moda, sino una necesidad para cientos de hombres y mujeres que ansían tener una referencia, un arraigo, el punto hacia el que poder mirar para conocerse mejor, para explicarse interrogantes, para llenar espacios en blanco. Y en ello Zamora puede dar muchas lecciones. No perdamos esa oportunidad.

Están los fondos documentales, los méritos y el trabajo bien hecho y que continúa, como corroboran las sucesivas Operaciones Añoranza y Raíces para conectar a los emigrantes con sus localidades natales y que sus descendientes puedan conocer sus orígenes. A ello se suman los Premios de la Emigración que arañan con cada relato trocitos de vida, y en cuyo jurado ha participado desde la primera edición LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, el medio de comunicación que más ha apostado por recuperar la memoria de la emigración y el primero en poner en marcha una sección específica sobre ello. Ahora solo quedar luchar por desempolvar ese proyecto y aunar esfuerzos.

Instituciones, empresarios, agentes sociales y toda la sociedad tienen un pasado en común, en Zamora y en el resto de la región, que bien merece un esfuerzo conjunto. Y no solo porque sea de justicia, que lo es, sino por la rentabilidad emocional y económica que supondría para esta tierra, acostumbrada a que las iniciativas más "jugosas" siempre recalen en otros territorios.

La emigración exterior procedente de las provincias de Castilla y León ha sido muy relevante, con más de 300.000 emigrantes hacia América desde principios de la década de los ochenta del siglo XIX hasta los años sesenta del siglo pasado, y una intensa corriente hacia distintos países europeos que se ha relanzado con la crisis económica del siglo actual. A lo que hay que sumar el éxodo rural dentro de España. Los descendientes de esos miles y miles de emigrantes tienen derecho a buscar sus orígenes y a enamorarse de su memoria. Y Zamora se ha ganado con creces ser sede del futuro Archivo-Museo de la Emigración.