Cuando de los símbolos nacionales se habla, no se habla de izquierda, ni de derecha, ni de centro. Cuando de los símbolos nacionales se habla, no hay ideologías que valgan. Sin embargo, si los defiendes eres facha. Si los vituperas eres progre. Ni lo uno ni lo otro. Los símbolos nacionales son de todos. Ocurre que no todos se han enterado de ello. A los símbolos nacionales hay que respetarlos y defenderlos. No se puede pasar de ellos olímpicamente, como no se puede ensuciar su significado con actos deplorables, muchos de los cuales están en la mente de todos.

No se puede pedir respeto para la ikurriña o para los colores de la enseña catalana, cuando no se respeta la bandera de todos los españoles, la bandera de España y como eso todo lo demás. No se puede ser sectario en estas cuestiones. Como no se puede seguir consintiendo el ensañamiento que se está llevando a cabo con la figura del Rey de España, con la figura de Felipe VI. Decir de la corona española que es una "monarquía ilegítima avalada por un asesino", es una salvajada descomunal. Ya no se acuerdan los que así hablan que pueden hacerlo, precisamente, gracias a la monarquía y a los hombres y mujeres de todos los colores ideológicos que lucharon por las libertades durante la transición y aún después. El acoso y derribo que se está realizando contra la monarquía parlamentaria española, puede acabar pasándonos factura. Sé que en la Europa comunitaria no está bien vista esta deriva preocupante también en todos los sectores de la vida española que no sean el independentismo y la izquierda. Del PSOE me extraña mucho. Es un partido de Estado. Es un partido con historia pero la noticia es la que es. "El Congreso, con los votos del PSOE, Podemos y las fuerzas independentistas rechazan defender por ley los símbolos nacionales". Los símbolos de todos. Los mismos en los que se ciscan todos los descerebrados y desubicados que ya conocemos y cuyos actos han acabado arrinconándoles. Encima, aquellos que los jalean, cuando vienen mal dadas, son los primeros en darles la espalda y dejarlos solos a su mala suerte.

No sé de dónde sale está fiebre por desmantelar España, machacando sus símbolos, incluida la Jefatura del Estado. Piso el mismo suelo que pisan los socialistas, los populares, los de Ciudadanos e incluso los podemitas. Vivo en la misma España que ellos viven, posiblemente en peores condiciones de todo tipo que ellos, fundamentalmente los afectos a la política, entonces, ¿dónde está la diferencia? Por qué ese odio enquistado. Por qué ese afán por darle la vuelta a todo. Por hacer buenos a los malos y malos a los buenos. Y no hablo de políticos. Hablo de ciudadanos. Cómo es posible que equiparen a víctimas y victimarios. Hay situaciones intolerables e insostenibles. Incluso las hay vomitivas. Y están ganando, gracias a la connivencia de unos y el silencio de otros. Los demás son unos putos fachas.

Como no puede ser de otra forma, los que afrentan a los símbolos de todos acusan a los que los defienden de querer cercenar la libertad de expresión. ¿Qué libertad de expresión? La libertad de expresión sólo se contempla para un sector, el otro es reaccionario y cómplice "del asesino". Hay una especie de desquiciamiento que nos está colocando frente a un abismo del que ya avisan en la Europa común donde, por cierto, algunos de los países más representativos, son también monarquías y por eso no se pide su abolición, ni la cabeza en bandeja del monarca o la monarca, ni se les vitupera constantemente como se hace sin miramientos en esta España nuestra.