El comunismo florece cuando las tripas están vacías y las botas rotas decía Gramsci. Para que florezca en occidente se siembran niños famélicos, pobreza, enfermedades, recortes, desigualdad, corrupción, odio de los más a los menos, compasión al tercer mundo..

Se cumplen 39 años de la caída del muro de Berlín. Se levantó para impedir que escaparan del socialismo al mundo libre millones de individuos. La caída del muro simbolizó el fracaso rotundo de la tiranía colectivista y destapó las atrocidades cometidas por ese sistema liberticida; cien millones de muertos en la URSS, diezmado de poblaciones como Camboya, tiranía y miseria en Cuba, Corea del Norte, Venezuela.. Esa terrible realidad se han ido enfriando con los años en paralelo a la propaganda y la careta socialdemócrata que ha predicado el marxismo de siempre que hoy abanderan implados esos resabiados que nunca renunciaron a la utopía igualitaria. Esosresabiados han entrado ahora en la gatera comunista por cuanto socialismo real y comunismo son idénticos.

La frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas, los del pensamiento único que todo lo sabe, los que condenan la política mientras la practican, los que sacralizan la cultura y la moral mientras la destruyen. Los que imponen el relativismo, la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes. Los que nos hacen creer que la víctima cuenta menos que el delincuente, que la autoridad está muerta, que las buenas maneras han terminado, que no hay nada sagrado, nada admirable. Vivir sin obligaciones y gozar sin trabas. Los que terminan con la escuela de excelencia y civismo. Los que desprecian los escrúpulos y la ética. Los maestros de la mentira. Esa izquierda hipócrita que permite indemnizaciones millonarias a sus gobernantes y directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor.

Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. Dejan inermes a las fuerzas del orden para decir que se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente.

Defienden los servicios públicos pero jamás usan transporte colectivo. Aman la escuela pública pero mandan a sus hijos a colegios privados. Adoran sus barrios pero jamás viven en ellos. Espantan turistas y hospedan inmigrantes. Permiten injuriar al Rey, a España y sus símbolos y condenan el ataque a los suyos. Detentan la única verdad y levantan muros, hoy cordones sanitarios, a los apestados que no piensan como ellos..

Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo. Son esos que atizan el odio a la Ley, a la familia, a la democracia occidental, a la empresa, al mercado, a la Iglesia, a los israelíes, a los estadounidenses, al pasado, a la historia, al sistema, a la Constitución, a la Monarquia..

La nuevas generaciones proclives a la información de Google y no al conocimiento, convertidas a la causa por falsos progresistas, desconocen la historia del socialismo totalitario y de garrafón. Ydesconocen lo que es la paz, la riqueza, el bienestar, la propiedad y la libertad porque no las han perdido. Todavía.