Somos multitud los zamoranos que no pedimos, sino que vamos más allá, exigimos a quien corresponda que mantenga, contra viento y marea, el festival de música Pórtico de Zamora. Una de las pocas banderas de gloria que podemos enarbolar en Zamora. Estimo que la cosa es más compleja de lo que a simple vista pueda parecer. Estimo que se ha dejado solo a su director y artífice, Alberto Martín. Estimo que se ha racaneado lo indecible hasta el punto de que el agua rebosó de un vaso que estaba ya hasta los bordes.

No podemos ser tan ineficaces e ineficientes en esta Zamora ineficaz e ineficiente donde todo son trabas, todo es burocracia y todo es mamoneo. Aquí, cuando se hace algo verdaderamente importante se ponen tantas piedrecitas en el camino que resulta difícil sortearlas todas. Alguna vez se acaba tropezando. No vale ya con pedir, hay que empezar a exigir al conjunto de las administraciones de la capital y provincia que hagan algo conjuntamente, que aparquen las ideologías y los personalismos y si en verdad quieren a Zamora y provincia que empiecen de una puñetera vez a tirar por ella, por sus gentes, por sus tradiciones.

Y el Pórtico es, me niego a hablar en pasado, una tradición musical plenamente consolidada. Pero no una tradición musical cualquiera. El Pórtico es la quintaesencia. Así lo ha entendido también el sector de la hostelería. Habrá quien diga que su apoyo es 'lucrativo', sin embargo han argumentado. Coincido plenamente con Óscar Somoza, presidente de la Asociación Zamorana de Empresarios de Hostelería, Azehos, cuando dice que "dejar el Festival es una decisión desafortunada por parte de las administraciones". Nunca por parte de su director. Bien sé lo que ha luchado Alberto Martín para mantenerlo a flote.

Coincido también con el presidente de la patronal hostelera cuando asegura "después de tantos años, tendríamos que preguntarnos por qué no se ha creado una estructura" en torno al Festival, pero ojo, de la mano siempre de Alberto, esto lo añado yo, cuya sensibilidad, buen gusto y buen hacer son los que han propiciado el reconocimiento nacional e internacional a este evento musical de primera magnitud. Oscar va más allá, asegurando que el Pórtico es uno de "los pocos eventos diferenciadores que tiene Zamora". Ahí está la importancia del Festival que me niego a considerar muerto. Es un elemento diferenciador. Es distinto a todo lo demás. Yo diría que es único, y lo digo sin pasión, aplicando el sentido común a una verdad incuestionable.

Cualquier edición lleva mucho tiempo de preparación, pero creo que todavía se está a tiempo de rescatar de las manos del olvido la siguiente edición, la que corresponde al próximo año. Alberto tiene contactos suficientes en ese mundo extraordinario de la mejor música como para hacer posible lo imposible. Tengo para mí que por mucho que protestemos y argumentemos el Pórtico está sentenciado. No pierdo la esperanza de una reacción unánime de quienes pueden pero no parece que quieran. Apelo incluso a la consejera de Cultura para que impida el 'musicidio'.

Hay que dejar de tirar el dinero público en gilipolleces o ahorrarlo para el día de mañana como si el día de hoy no existiera o no tuviera importancia. Hoy toca rescatar el Pórtico. Hoy toca reunirse con su director. Hoy toca que todos a una lo vindiquemos. Pero no sólo de palabra. Los zamoranos en general estamos de palabras y de promesas, ahítos y a punto de empacho. Los zamoranos exigimos. Es nuestra obligación.