Doña Urraca, reina de Galicia a principios del siglo XII, también conocida como Urraca I de Castilla y León "La Temeraria", fue contemporánea del obispo Gelmirez, primer arzobispo de Santiago e impulsor de la Catedral De Santiago de Compostela. Según la leyenda, entre Doña Urraca y el obispo Diego Gelmirez surgieron importantes rivalidades, que llegaron al extremo de tomar como prisionero al obispo en los dominios de la Reina, en el Castillo de Lobeira.

Con cierta base histórica, surgió la leyenda de La Corona de la Reina, que dice que doña Urraca estaba en guerra con el obispo Gelmirez. Ella se encontraba en el castillo de Lobeira y pensando en una situación favorable, mandó cargar todo el oro que había en el castillo en varios mulos para enviarlo a Caldas, para que no cayera en poder del Obispo. Cuando en Obispo conquistó el Castillo, amenazó a la Reina con que le entregase su corona o en caso contrario le sacaría los ojos. La Reina no se intimidó y tiró La Corona a una mina muy profunda que había en el Castillo, diciendo : " Tú me sacarás los ojos, pero yo soy la Reina y nadie más podrá llevar esta corona." El Obispo, en venganza, mandó derribar el castillo y La Corona no apareció. Se cuenta que, todavía el pasado siglo, allá en Lobeira, una mujer cavando un tojal halló un tenedor y una cuchara de oro que se asegura eran restos del tesoro que hubo en él Castillo