Que los alquileres están por las nubes da fe el hecho de que son multitud los zamoranos, sobre todo jóvenes emprendedores, que no pueden abrir su negocio en la capital por esa circunstancia. No se pueden pagar 1.700 euros por un chiribitil por muy céntrico que sea. Nada le digo si encima se trata de un buen local en metros cuadrados y ubicación, entonces el alquiler se dispara haciéndose prohibitivo hasta para los económicamente fuertes. Zamora, se desertiza, se queda solitariamente sola, sumida en un ostracismo del que nadie puede sacarla, y con precios equivalentes a grandes capitales más pobladas. Entiendo a los propietarios de los locales. Comprendo que quieran sacar tajada de la oportunidad. Lo que duele es que algunos prefieran tenerlos cerrados, antes de rebajar unos cientos de euros a los futuros inquilinos. Gentes que ayudan a iluminar la calle, a llenarla, a darle vida y color. Da igual, la pela es la pela no sólo en Cataluña, también en esta Zamora cerrada por defunción, por jubilación, por no poder pagar el alquiler, por hastío, por indignación, yo qué sé, ¡por tantas cosas!

No es que Zamora tenga calles exclusivas, millas de oro, como Madrid y Barcelona donde todo es lujo y glamur, donde se dan cita las grandes firmas que hacen del boato su bandera. Las dos grandes vías zamoranas son Santa Clara y San Torcuato. ¿Son o eran? La calle de Santa Clara no pasa por sus mejores momentos, pero es que la calle de San Torcuato está muerta. Entre lo que se ha cerrado y lo que va a cerrarse, la otrora céntrica y concurrida calle se ha ido vaciando, se ha ido quedando sin vida y lo peor es que no parece que se pueda reparar semejante vacío.

Lo que no se puede ni se debe hacer es espantar a la gente, echarla directamente, en lugar de tenderle la mano y darle una oportunidad. ¿Cuántos locales hay cerrados en Zamora que podrían llenarse de vida? Incontables. El consabido letrero de 'se alquila' o el otro de 'se vende' son una constante en un local sí y otro también. No siempre podemos estar tirando de las instituciones para sacar del agujero a Zamora, también a los zamoranos corresponde arrimar el hombro. Pero el que lo tiene, quiere más. No sé si decir que hace bien o que debería hacérselo mirar. Yo sólo sé que entre todos la mataron y ella sola se murió.

Me refiero a esta ciudad y sus posibilidades. Entre las trabas burocráticas que emanan del Ayuntamiento y de la Junta de Castilla y León y la cerrazón de ciertos propietarios que lo quieren todo y que están en su derecho, pinta bastante mal para aquellos que quieren poner un negocio, que quieren contribuir al desarrollo de Zamora, que quieren que vuelva la vida comercial que hasta hace no tanto tuvo esta ciudad que languidece a pasos agigantados a pesar del esfuerzo de unos pocos que no termina de concretarse.

Por qué no cederán un poquito en el precio los propietarios de locales comerciales. El que tiene un local en Zamora tiene un tesoro de valor incalculable o no. El otro día comprobé la desesperación de una joven empresaria que no puede seguir pagando los 1.700 euros que le cobran por el chiribitil que tiene alquilado. Y es una joven empresaria de éxito, pero todo su éxito no puede destinarse a pagar el alquiler sin más ganancias. Esto va por María y por todos los jóvenes empresarios zamoranos que quieren pero no pueden.