Recientemente, la concejala del Ayuntamiento de Oviedo por IU Cristina Pontón ha vuelto a hacer un llamado a que Dolores Ibárruri (alias La Pasionaria) tenga su nombre plasmado en una calle de nuestra ciudad. A su vez arremete contra sus propios socios del PSOE y Somos al, según ella, negar calles a luchadores de la libertad, tildándoles casi de reaccionarios y, como es propio en su partido, acabar por autoerigirse como defensora de la democracia y la voluntad popular (ahí reflejado en su número de votos).

Celebro que el Consistorio, de momento, haya tenido la buena cabeza de denegar el nombramiento de una calle a este siniestro personaje. Si bien considero que la ley de Memoria Histórica está siendo usada como una cortina de humo para centrar la atención del público fuera de la nefasta gestión de los ayuntamientos del cambio, el homenaje a Dolores Ibárruri habría ido en contra de la misma, pues a pesar de su papel sumamente secundario en la transición, nos encontramos con una de las mayores responsables del ambiento prebélico anterior a la guerra, una comisaria política al servicio de la dictadura del proletariado (no de la democracia como dice Pontón) y una admiradora del stalinismo que no dudó en exiliarse a la URSS en la época de sus mayores purgas y en donde continuó defendiendo el comunismo más heterodoxo y criminal.

Es entendible que IU quiera homenajear a esta persona dado que comparte con ellos la misma visión de proyecto totalitario, pero, por favor, no la señalen como una luchadora por la libertad, no nos tomen por tontos.