Dicen los entendidos que la educación de las personas y los pueblos puede ser base y fundamento de la regeneración y progreso El nuevo lenguaje en educación no es gastar , sino invertir y bien. El problema es discernir, determinar quién, cómo , con qué medios y cuándo se educa. La educación para la ciudadanía, para los comportamiento cívicos, para ser y comportarse como buen semejante ha sido siempre de mucha consideración e importancia. Desde esa visión los maestros y educadores fueron tenidos en todos los tiempos en mucha consideración y respeto.

Gozaron de gran autoridad. Las religiones, los estados, las familias tuvieron el privilegio de educar. Educación es bastante más que saber cosas o aprender buenos modales. Nuestra Constitución en su artículo 27 punto 2 establece que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. Y esto es mucho.

No es fácil entender que vivimos y nos desarrollamos en relación con otras personas. Formamos parte de una familia, una comunidad local, ayuntamiento, región, provincia, comunidad autónoma, nación, comunidad religiosa, asociación política, profesional, organizaciones internacionales, universo entero, humanidad. Estamos muy interrelacionados. Lo contrario es ser un asocial, un raro. De todas las relaciones recibimos algo y a todas debemos algo. Esa relación implica derechos y también obligaciones. Actualmente tenemos la sensación de que todos somos muy sensibles a nuestros derechos y menos a nuestras obligaciones. Como que todos tienen el deber de atendernos y bien. Nos cuesta reconocer nuestras obligaciones con nuestros propios padres, con la familia, con las demás instituciones que nos ayudan, protegen, guardan. Pensemos por ejemplo, cómo antes, los propios vecinos de una comunidad local, se prestaban a los fajinas, a trabajos comunitarios, sin remuneración, para arreglar su caminos, sus fuentes, sus cosas comunes.

A la llamada del alcalde se acudía y cumplía lo que mandaba. Hoy nos lo tienen que hacer todo y además gratis, pronto y bien. Excursiones, comidas, diversiones, músicas, todo. Nos cuesta entender que todo tiene un precio y el dinero es limitado. Hay que preparar profesionales para que ejerzan y bien su profesiones. Y el sostenimiento de las universidades por ejemplo cuesta un montón de dinero. Formar una maestra, una enfermera, un médico, un juez, un cura cuesta mucho y todo no lo paga el interesado. El estado pone muchos fondos para ello.. Desde el autobús escolar que pasa por los pueblos, hasta los inspectores que cuidan de la calidad de la enseñanza, los comedores escolares o sociales , todo cuesta mucho. Para que la diputación mantenga las carreteras en buen estado y lleguen a todos los rincones, se arreglen las depuradoras hay que invertir mucho. Y no hablemos la seguridad frente a incumplidores de las leyes, policía, guardias civiles, ejército... Todo cuesta mucho.

Miles de ayuntamientos y, cada pueblo por pequeño que sea, se resiste a cerrar el suyo, nos ofrezca sus servicios y de forma gratuita hay que tener mucho ahorrado, como para encima pedir servicios complementarios como escuelas de verano, piscina, recreos, fiestas, comidas... En fin, que no pocas veces nos cuesta admitir que formamos parte de muchas comunidades a las que debemos prestar colaboración para poder subsistir como personas y colectividad ¿Quién nos forma, educa para esa comprensión y no para escaquearnos de nuestros deberes, queriendo gozar solamente de privilegios y derechos? ¿Educan lo padres a sus hijos desde pequeños a colaborar en las tareas doméstica, poner la mesa, regar, barrer, limpiar la parte de calle que les corresponde etc.? ¿Nos forman en la enseñanza obligatoria a conocer nuestras obligaciones como ciudadanos o andamos siempre protestando porque no se nos atiende? ¿Enseñan los partidos y sindicatos a sus afiliados a ser servidores del bien común o aprovecharse del común porque al ser de todos es principalmente para ellos? ¿Nos enseñan en las iglesias también a administrar bien lo que tenemos y no solamente a pedir? Estamos experimentando una cambio fuerte en valores, nos sentimos con pocas responsabilidades en relación con los demás y sin embargo estamos constituidos por una gran familia de sangre, local, provincial, autonómica, nacional , universal en la que para subsistir hay que dar y también cumplir las obligaciones.