Lo primero, para que no haya duda alguna: nuestra felicitación a la Diputación de Zamora por una iniciativa de largo alcance, tanto por todas estas 15 ediciones, como por su apoyo a iniciativas que marcan el camino de lo sostenible en un momento en que suenan todas las alarmas de los límitesbiofísicos del planeta.

Partiendo de esta consideración inicial, Ecologistas en Acción de Zamora quiere aportar una serie de reflexiones y propuestas para sumar y ayudar a mejorar en futuras ediciones.

La feria como parte de un conjunto de actividades en el buen camino. La feria ecológica afortunadamente no está sola, sino que se ve acompañada todos los años por otras dos manifestaciones: las Jornadas de Agricultura y Ganadería Ecológica, y las jornadas de Zamora Micológica. Son apuestas, ciertamente, en la mejor dirección ante un panorama próximo de escasez energética y marasmo climático. Y desde aquí nos ofrecemos a apoyarlas en el futuro en la medida de nuestras posibilidades.

Pero estos magníficos proyectos no pueden reducirse a flor de tres, seis u once días, si sumamos los tres programas. Los 365 días del año nos piden unas prácticas coherentes y en la buena dirección, pensando siempre en el medio y el largo plazo, que son los que de verdad cambian las cosas.

Sin embargo, mucho nos tememos que estas iniciativas no forman parte de una apuesta global y coherente de nuestra Diputación, sino que son proyectos aislados, levantados por un pequeño grupo de personas que trabaja con entrega e ilusión, al mismo tiempo que desde la misma institución se toman decisiones en la dirección contraria, como, por ejemplo, no debatir sobre el problema de las macrogranjas o no ponerse al frente de las denuncias de los continuos atentados contra el medio ambiente en nuestra provincia.

Desde Ecologistas en Acción de Zamora pedimos acabar con esta esquizofrenia y enhebrar las ideas y propuestas que ampara esta feria con unas prácticas coherentes y en la buena dirección a lo largo de todo el año. Es el medio y el largo plazo lo que importa, por encima de los chatos plazos electorales.

Hablemos ahora de la Ecoferia En nuestra visita virtual hemos de decir que la página web de la feria -ecocultura.org- nos produce una agradable sorpresa, tanto en lo que se refiere a la propia Ecoferia, como a las Jornadas de Agricultura y Ganadería Ecológica, y a las de Zamora Micológica. Nos encontramos también con una completa relación de enlaces de Asociaciones y Entidades (también está EEA, pero curiosamente ninguna de CyL), y de Agricultura Ecológica (escasa y pidiendo ampliación). Está muy bien también la completa relación de productores ecológicos de nuestra provincia, y una magnífica guía respondiendo a 20 preguntas ecológicas muy orientativas. Enhorabuena a los artífices.

Ya en el espacio físico de la EcoFeria, paseando por ella uno de estos tres días hemos comprobado algo que sabemos: el creciente interés de la ciudadanía por estos productos, sanos para la propia salud, y respetuosos con el medio ambiente. Por mucho que la publicidad nos embuta en el cerebro las maravillas de la comida industrial, procesada y sin criterios ecológicos, somos cada vez más los que sabemos lo que conviene a nuestra salud y al medio que habitamos.

No podemos olvidar que, además de comprar productos ecológicos, la ciudadanía que acude a estas ferias lo hace para informarse y formarse. Y aquí de "currículo oculto" que utilizan los pedagogos nos viene muy bien para denunciar algo que pensamos más importante de lo que pudiera parecer a primera vista.

Nos referimos concretamente al servicio de restauración, pomposamente denominado, ahora sí, como "EcoBar". No hemos sido pocas las familias que hemos acudido a la Ecoferia con la idea de comer una comida saludable y sostenible en un entorno tan motivador. Pues bien, aquí el patinazo podemos calificarlo de monumental. TODO lo que nos ofrecían los dos negocios de restauración de la feria era servido con recipientes y cubiertos de usar y tirar. Solo se libraban las bandejas de plástico. Las escasas papeleras del recinto mostraban repletas a cualquier paseante el cuerpo del delito medioambiental.

Parece que alguien se ha olvidado de que todo lo de usar y tirar es absolutamente incompatible con la sostenibilidad. Y es evidente que nada que no sea sostenible puede calificarse de ecológico, ni aquí, ni

en Pekín. De muy poco vale que la fabada o la paella que nos ofrecen se confeccione con productos ecológicos, si nos la ofrecen como en un burger o una feria de fabricantes de desechables.

Este asunto aporta una imagen peligrosa en una feria como esta porque actúa lo del "currículo oculto" diciéndonos algo así como: no te preocupes, que esto es una insignificancia práctica, que no hay otra alternativa que los desechables cuando vas a eventos colectivos. Mal asunto, ciertamente. Una feria como esta, que quiere y debe ser una muestra de caminos ecológicos en el consumo, no puede descuidar su función de orientadora sobre aspectos tan importantes. Reciclar es mejor que no reciclar, por supuesto, pero lo realmente ecológico está en las otras 4 Rs de Reducir, Reutilizar, Reparar y Rechazar. Resultó penoso para los que llegamos allí no avisados de esta incongruencia comprobar que solo teníamos la posibilidad de quedarnos sin comer lo que era un día de celebración ecológica.

Lean esto los organizadores como algo a subsanar en futuras ediciones para que la feria vaya mejorando su espíritu y su práctica. Y no lo pongan, por favor, en la carpeta de los peccata minuta.

Y ya puestos en este tema, les pediríamos a los organizadores que en las condiciones de contratación se incluyera al menos un menú vegetariano. Reducir el consumo de carne es otro de los retos para nuestra salud y para la sostenibilidad del planeta.

El principio de sostenibilidad y las actuaciones de nuestra Diputación de Zamora. Y al hilo de estas reflexiones no nos queda más remedio que decir alto y claro que no se puede hacer a la vez una cosa y la contraria; apostar por la sostenibilidad con propuestas como esta de EcoCultura, o lanzando el mensaje turístico de "Zamora, Patrimonio Sostenible", y apoyar al mismo tiempo lo que cierra puertas a ese buen camino. Nos referimos en concreto a la actual invasión de las macrogranjas porcinas. Si la Diputación sigue mirando hacia otra parte, está contribuyendo a que el tsunami proyectado se complete y arrase con grandes zonas de nuestro medio. Lo peor de todo es que esto lo saben bien, pero seguramente les ciega el corto plazo de la especulación y el pelotazo.

También saben que el problema que se nos viene encima no se reduce a lo peor de la ganadería industrial, sino que buena parte de nuestra agroganadería va a experimentar, nos guste o no, una dura y difícil transición en los próximos años. El cambio climático y el fin de los combustibles fósiles, que ya tenemos encima, nos hará ver lo insostenible de buena parte de nuestras prácticas agrarias, sustentadas en gran medida en ese chute de energía barata del que nuestra civilización ha disfrutado en los dos últimos siglos. En este sentido, la Diputación, de la mano del resto de instituciones con competencias en esa materia, debe ir allanando el camino para que el tránsito sea menos costoso para todos.

Y los protagonistas de ese tránsito obligado no pueden ser otros que los pequeños productores, a los que habría que apoyar con mimo y orientar hacia esa producción sostenible, cuyo máximo exponente es la producción ecológica, la que realmente es respetuosa con el medio, la que tiene el futuro a su favor, la única que creará empleo digno y fijará población en nuestros pueblos.

Los titánicos retos sociales y medioambientales que tenemos por delante en los próximos años requieren que nos olvidemos todos del cortoplacismo electoral y pensemos en grande y a lo grande. La cooperación entre instituciones va a resultar fundamental en tal empeño. Por eso, a EEAZ nos cuesta entender cómo en estos temas la Diputación y los ayuntamientos de la ciudad y principales núcleos urbanos, van cada cual por su lado. Es urgente que nos encontremos todos en lo que nos une como ciudadanos: la sostenibilidad de nuestras prácticas sociales y económicas.

Y es que, si no frenamos y cambiamos de dirección, el desastre nos espera a todos como sociedad, aunque a unos más que a otros. EEAZ estará siempre con los más perjudicados de esta sonámbula y suicida huida hacia adelante, cuando el borde del precipicio está ya a la vista de los que quieren ver.

Nos importa el medio y las personas. Pues bien, estos valores y preocupaciones, más allá de las aspiraciones comerciales de unos y otras, deben marcar nítidamente el horizonte de un proyecto ilusionante como es la EcoFeria de Zamora.

Presidente-coordinador de Ecologistas en Acción de Zamora