Tras haber sido despertado por el estruendo bélico de un comando de retirada de hojas, formado por soldados de infantería, con escafandra, que las espantan con cañones de aire hacia la calle, y un enorme ingenio con aspecto de trilladora que se va haciendo con ellas en el suelo, pienso que aún vivimos en la fase pletórica del maquinismo, e igual que los pueblos que aún tienen reciente (una o dos generaciones) la memoria del hambre se hartan de comer luego para conjurar esa memoria, está aún cercano el tiempo de la explotación masiva de los cuerpos, y para borrarlo del recuerdo se evita cualquier esfuerzo físico, aunque después haya que ir al gimnasio al salir del trabajo, quemar la energía y evitar la atrofia. Intento imaginar qué pasará con tantas neuronas inútiles conforme avance el maquinismo mental, que apenas comienza y hacia el que nos lanzamos con furia de posesos.