Amenazaba por Castilla el Levantamiento de las Comunidades como consecuencia de las arbitrariedades del rey Carlos I, un monarca que ni siquiera hablaba el idioma castellano y que le preocupaba más marchar a Alemania para ser nombrado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que lo que acontecía a partir del año 1517.

Cuando ocurrió la repentina muerte de Felipe "El Hermoso", surgieron graves problemas entre los gobernantes y sus nombramientos. En Zamora apareció don Antonio de Acuña como obispo de la diócesis, que fue rechazado por el Concejo, de acuerdo con el Deán y Cabildo. El obispo Acuña dio en repartir excomuniones a todos los que estaban en su contra y cuando llegaron las noticias a la Corte fueron destituidos el Corregidor y el alcaide del Alcázar de Zamora.

El Consejo Real mandó al deán y cabildo y a los concejos de las villas y lugares de la diócesis que no tuvieran por obispo a don Antonio ni cumplieran sus mandamientos, dando por nulas las excomuniones y conminando con severas penas a todo el que le prestase ayuda. Al mismo tiempo, se designó como Alcalde de Corte a don Rodrigo Ronquillo, para que, en Zamora hiciera justicia e informase de todo lo ocurrido.

Era este alcalde hombre severo, a toda prueba y capaz de cualquier empresa, más don Antonio de Acuña le ganó la mano, cercando su casa de noche y prendiéndole fuego para vencer su resistencia. Ronquillo, con sus alguaciles, fue llevado a buen recaudo a la fortaleza de Fermoselle.

Para que se cumplieran las previsiones reales se encomendó la misión a la compañía de caballería de D. Fernando de Bobadilla, que llegó a pernoctar en Venialbo. Allí fue sorprendida por el revoltoso prelado, que no se contentó con tomarles las armas y caballos, sino que, por mayor escarnio, dejó desnudos y abochornados a los soldados.

La autoridad real, al considerar tan insultante escándalo, después de liberar a Ronquillo, comisionó al bachiller Fernán Gómez de Herrera y a un importante grupo de artillería, que no intimidó al quería ser obispo a la fuerza y burlando con gran actividad y energía a sus adversarios, consiguió prender al segundo pesquisidor Gómez de Herrera, levantó después un castillo en Fuentesauco, fortificó varios pueblos y se alió con el Conde de Benavente y otros nobles.

Orgulloso el prelado con sus triunfos, desconocía toda autoridad que no fuera la suya, se mezclaba en asuntos de la jurisdicción ordinaria, en los de policía urbana, en los de abastos y en todo lo que pudiera reportarle beneficios económicos.

En el transcurso de varios años, se desarrolló el levantamiento y derrota de los Comuneros, en cuya guerra estuvo muy activo el obispo Acuña del lado de ellos, hasta que fue encarcelado en Simancas, donde permaneció cinco años, hasta que intentó evadirse llegando a asesinar al alcaide Mendo de Noguerol.

El proceso que se siguió contra don Antonio Acuña estuvo dirigido por el alcalde Ronquillo; teniendo en cuenta el escarnio de que fue objeto en Zamora, donde estuvo a punto de ser tostado en su casa y el encierro en el castillo de Fermoselle, podría pensarse en deseos de venganza.

Rodrigo Ronquillo y Briceño había participado en la Guerra de las Comunidades de Castilla, luchando en el bando realista. Tras la Batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521, en la que fueron derrotados los comuneros, se le encargó el proceso contra los cabecillas de la revuelta.

Pedro Maldonado sería ejecutado al año siguiente y el obispo Acuña fue finalmente ejecutado en 1526.

El emperador aprobó el proceder del alcalde Ronquillo, y solicitó del papa absolución para su real persona y para cuantos habían entendido en la ejecución del obispo, absolución que fue concedida en un breve especial, expedido en 27 de marzo de 1527.

En 1857, don José Zorrilla escribió un drama en cinco actos, que tituló "El Alcalde Ronquillo o el Diablo en Valladolid". Esta obra creó una falsa leyenda que difiere mucho de la realidad histórica, pues en el drama de Zorrilla se atribuyen al alcalde Ronquillo acciones diabólicas que nada tienen que ver con la historia.

Ronquillo falleció en Madrid el 9 de diciembre de 1552, cuando tenía 81 años.