La semana ha dejado algunos de rayos de luz en una provincia que vive entre el pesimismo y la incertidumbre ante su futuro. En apenas siete días se han sucedido dos eventos que pueden marcar un antes y un después en la vida cotidiana de estas tierras. Por un lado, en el contexto de la Feria Ovinnova, referente del ovino internacional durante los días 25, 26 y 27, se presentó lo que va ser la Escuela Nacional de Industrias Lácteas, una de las iniciativas que ha impulsado Zamora 10 y que por fin ya conoce la luz. Y por otro, el viernes se celebró en el Consejo Consultivo un foro sobre despoblación y retos demográficos, organizado por la Oficina del Parlamento Europeo en España. Las dos actividades tienen mucho en común. Tanto que si la primera logra sus objetivos puede convertirse en una pieza clave, una entre otras más, para cambiar, en el medio y largo plazo, la radiografía tan pesimista que en materia de despoblación ya conocen ustedes. Por consiguiente, su éxito nos interesa a todas las personas que vivimos en estas tierras.

Porque la clave es qué hacer con nuestros recursos para conseguir que los negros nubarrones que nos amenazan se conviertan en una tormenta pasajera. ¿Veremos alguna vez en el horizonte el arco iris del desarrollo humano y social de nuestros pueblos y ciudades, ese desarrollo que logre paliar los datos adversos en despoblación, fuga de nuestros jóvenes y de incremento de personas mayores en la pirámide de población con los que con tanta frecuencia nos descorazona el Instituto Nacional de Estadística? ¿Cuándo pasará la tormenta y empezaremos a disfrutar de algún rayo de esperanza en unas tierras que merecen pasar del lamento casi permanente al lanzamiento de nuevas iniciativas innovadoras de empleo? ¿Y cuánto tardaremos en disfrutar de unos servicios de calidad en nuestros pueblos que permitan mantener una vida digna a quienes residen en ellos? Me temo que son muchos los retos que tenemos encima de la mesa y que, si no conseguimos dar respuestas cuanto antes, la frustración personal y colectiva nos acompañará para siempre.

A pesar de los pesares, yo soy optimista. Y lo soy porque tengo la suerte de conocer a muchas personas que con su tesón están intentando sacar adelante nuevos proyectos. El ejemplo más reciente lo tenemos con la Escuela Nacional de Industrias Lácteas. Quienes hemos colaborado de alguna forma en el nacimiento de esta iniciativa conocemos al dedillo la cantidad de horas que han tenido que dedicar los impulsores de Zamora 10 para presentarla en sociedad el pasado jueves. Decenas de viajes y de reuniones. Hablar con unos y con otros, de dentro y de fuera de Zamora. Escuchar a todos e intentar crear sinergias entre, a veces, los intereses contrapuestos de un sector estratégico para esta provincia. Y todo ello con el único objetivo de armar un proyecto de alcance nacional e internacional que, estoy seguro, tendrá múltiples beneficios para estas tierras. Porque se trata de valorizar y modernizar uno de nuestros recursos estrella, la leche, y de incrementar las oportunidades de empleo. Aquí la clave ha sido el tesón. Aprendamos.