Los profesores de Religión para impartir clase en cualquiera de los diferentes niveles educativos necesitan la "Missio canonica", un documento de rango jurídico donde el obispo de la diócesis expresa su confianza en ellos y les autoriza a impartir esa asignatura en colegios, institutos y universidades. Está previsto en el Derecho Canónico, tiene su origen en el Concilio Vaticano II y se renueva cada año con una celebración que visibiliza la confianza y el respaldo de la Iglesia con cada uno de los elegidos. Para poder recibir esta encomienda, deben estar convenientemente titulados (licenciatura o grado en Teología para Secundaria; diplomatura o grado en Educación para Infantil-Primaria), además de disponer de la DECA (Declaración de competencia académica) que acredita su preparación pedagógica.