Tengo que dar las gracias a las Plataformas ciudadanas contra las macrogranjas de las comarcas de Alba, Tábara, Toro y Tierra de Campos por la organización del acto reivindicativo del sábado al que asistimos cientos de zamoranos que nos preocupa el futuro de esta tierra, que nos preocupa la complicidad de las administraciones de distinto signo político que apoyan activa o soterradamente la implantación de macrogranjas de cerdos como solución a los problemas de despoblación y de falta de oportunidades en el mundo rural.

Había proclamas muy interesantes que demuestran el sentido común de la gente de pueblo: "Repoblar con humanos, no con marranos", parece una frase redonda teniendo en cuenta que la provincia de Zamora ha perdido 24.000 habitantes en los últimos 18 años, más de mil habitantes en los últimos 6 meses y sin embargo ha aumentado su censo de cerdos en más de 100.000 en el último año. Somos 175.000 habitantes y tenemos 425.000 cerdos hoy.

¿Por qué hay ahora tanto interés en poner granjas gigantes con más de 3.000 cerdos en Zamora? Esta era la pregunta que se hacían muchos de los asistentes.

Pues la respuesta es fácil: porque estas macrogranjas se instalaron en los años noventa en Aragón y Cataluña y en los dos últimos años han tenido un rechazo ciudadano cada vez mayor y se necesitan alternativas para seguir produciendo un producto que cada vez tiene más demanda.

Los datos del Ministerio de Agricultura señalan que en 2013 había en España 25 millones de cerdos, el 51 % se ubicaban en Aragón y Cataluña. Esta cantidad ha ido aumentando año a año hasta alcanzar los 40 millones de cabezas por la proliferación de granjas de tipo industrial en zonas rurales al margen de criterios de ordenación del territorio lo que ha provocado numerosos problemas de contaminación ambiental.

Las granjas modernas tienen plantas de tratamiento de purines que solían ser plantas de cogeneración donde usando gas natural secaban los purines y con el calor residual sobrante se generaba energía eléctrica que se vendía a la red contribuyendo a la rentabilidad económica de las plantas. La reforma del sector eléctrico ha bajado el precio del Kwh generado y este hecho unido a la subida constante del precio del gas natural ha hecho que estas instalaciones no sean rentables y por tanto se cierren.

El método de tratamiento de purines más sostenible económica y ecológicamente es el método de Biometanización. En este método se mezclan los purines con residuos vegetales (limpieza de montes,?) y mediante un proceso químico sencillo se obtiene abono útil para los agricultores, también abono líquido que por otro proceso químico se convierte en abono sólido y agua que la planta necesita y, por último se obtiene abono gaseoso que se puede transformar en calor y electricidad que la planta necesita.

Este método se ha utilizado en Cataluña de 1999 a 2003 en 5 plantas que consiguieron reducir el volumen de purines en un 90 % en las zonas de producción. Estas plantas consiguieron procesar medio millón de toneladas de purín en estos años pero el análisis de contenido de nitratos de las aguas de los pueblos afectados realizado en 2004 dio como resultado que no había mejorado. Hoy el 34 % de la superficie rural en Cataluña y el 45 % de sus municipios han sido declarados como zonas vulnerables por exceso de nitratos en sus masas de agua y esta declaración tiene como consecuencias muchas más dificultades para instalar estas granjas y muchos más controles y requisitos de instalación.

La alarma se disparó cuando el Gobierno central estableció la regulación que provocó el cierre de plantas por la supresión total de las primas que permitía la gestión a un precio razonable y la consecuencia ha sido el rechazo público cada vez mayor a ese tipo de producción intensiva.

En Aragón las malas prácticas en la gestión del purín han generado en zonas de intensa actividad ganadera un elevado riesgo de deterioro medioambiental, sanitario y de proliferación de malos olores, que han provocado un fuerte rechazo social y han perjudicado de forma directa a otros sectores como el turístico. En estas zonas se ha implantado un nuevo modelo de gestión colectiva de purines, la creación de centros gestores de estiércoles GCE, innumerables cursos de buenas prácticas en la gestión del purín y la creación de una nueva legislación local con mayores controles y seguimientos de la aplicación agrícola de los purines. Estos cambios han servido para reducir el rechazo social derivado de la proliferación de malas prácticas ganaderas en la gestión de los purines.

En Zamora no se habla de que se garantizará un modelo colectivo de purines entre todas las zonas afectadas, no se habla de que se garantizaran recursos económicos para que en nuestra universidad se investiguen nuevos métodos de gestión ambiental de los purines, no se habla de que crearán puestos de trabajo para garantizar un control exhaustivo de los purines que irán a suelo agrícola y de los que irán a las plantas, no se habla de garantizar que aquí se cerrará el ciclo y se construirán industrias de transformación, solo se habla de las macrogranjas que se pretenden instalar con tramitaciones de impacto ambiental poco transparentes sin valorar la adecuada dimensión de la base agrícola con la cuentan y sin un control exhaustivo de las balsas de almacenamiento para que tengan garantizada la estanqueidad.

Si se hablara de esto, si la Junta y el Ministerio garantizaran estos detalles sin importancia, habría menos rechazo a estas explotaciones que pueden perjudicar nuestro medio, nuestra salud y nuestras reservas de agua para el futuro.