A Marimar, Patricia, Paula y personal de Unicaja, de la calle Santa Clara, de Zamora; por su altísima profesionalidad y excelente trato recibido. Las obligaciones; aunque sea antipático referirse a ellas, no es "guay"; es algo consustancial al ser humano, pues éste se debe a sus semejantes, y recíprocamente; para, entre todos, y sin excepción; procurar una vida más confortable, más segura, más avanzada, más interesante, más amigable, más llevadera, etc., que, al fin y al cabo, es lo que todos pretendemos, conseguir la máxima felicidad posible, para lo cual necesitamos de la profesionalidad, de la bonhomía, de la buena voluntad de todos.

Y una de las más importantes, pues para ello nos preparamos académicamente; lo que supone un elevadísimo coste de medios humanos, materiales y monetarios, sufragados con los tributos de los buenos y legales contribuyentes; y, además, recibimos las correspondientes retribuciones salariales como, en algunos casos, ayudas de índole social; lo que debiera conllevar un ejercicio laboral serio, riguroso, comprometido, leal, exigente, con saberes puestos al día, etc., lo que permitirá que los destinatarios de nuestros quehaceres laborales vean colmadas sus expectativas y necesidades.

Es por todo ello, que el estudio concienzudo durante el periodo de formación profesional es inexcusable para adquirir los sólidos fundamentos de la profesión; libremente elegida y que se supone para la que se tiene la vocación y las aptitudes necesarias; permitan tener los conocimientos, como los hábitos de aprendizaje a lo largo de la vida laboral, como el afán de procurar actualizarlos; que permita ser lo más útiles a la sociedad, mejorándola con nuestro eficaz y eficiente trabajo. Para ello se precisa de un profesorado, especialmente el universitario, que esté en la vanguardia del saber, que no solo investigue y, por supuesto, que lo sea sobre los auténticos retos, demandas y necesidades que presenten, en cada momento, las empresas, las Administraciones Públicas y las organizaciones de todo tipo de naturaleza; sino que, fundamentalmente, transmita al alumnado motivación, conciencia del aprendizaje, ciencia al día, que no se limite a repetir manuales y teorías trasnochadas, que es lo más cómodo y simpático para ellos y el alumnado, al requerir el mínimo esfuerzo. El estudio, tengámoslo presente, requiere mucha entrega y sacrificio, lo que no es lo normal en el común de los mortales; por ello habría que ser serio con uno mismo y, consecuentemente, respetuoso con los demás, y dedicarse a otras tareas que no sean las implicadas con el "alma mater"; si no se está dispuesto a la entrega disciplinada y total que debiera exigir la obtención, y el ejercicio, de un grado universitario; pues todas las profesiones son necesarias y dignas, aunque no conlleven el máximo rango académico.

Y en todos los "oficios", los idiomas y la informática, por ejemplo, son inexcusables; pues las empresas, las Administraciones Públicas y las organizaciones, se relacionan globalmente con todo el mundo, al estar cada vez más interconectados los países, los negocios, las prestaciones de las organizaciones no gubernamentales, el formar parte de organizaciones supranacionales, el tener negocios con el extranjero, al ser fundamental, para la existencia y crecimiento de las empresas, las exportaciones; como el "robotizar" e implementar "procedimientos digitales" en las fábricas y en el quehacer de los poderes públicos con los administrados y de las empresas con clientes y proveedores, etc., lo que implica que el personal ha de estar más cualificado, preparado, predispuesto, etc., para gestionar estos nuevos retos, cada vez con menor intervención humana.

El "blockchain", el "PayPal", la utilización del teléfono móvil para realizar todo tipo de transacciones financieras, el "bitcoin", las "fintech", la "banca digital" etc., son, por ejemplo, algunas de las novísimas manifestaciones económicas que obligaran, de hecho ya lo están, a las entidades crediticias, y por ello a sus empleados, a renovar procedimientos, a actualizarse día a día, a través de la asistencia a cursos de perfeccionamiento, de estudio de la novísima bibliografía bancaria, de la lectura de la prensa económica, como El País de los Negocios, de la suscripción a las revistas electrónicas como las de FUNCAS, a la consulta de los diarios oficiales, etc., a procurar un nuevo trato a la clientela, en que, fundamentalmente, se dediquen a asesorarla, teniendo en cuenta su idiosincrasia, su perfil de riesgo, sus posibilidades económicas, sus circunstancias personales, etc., es decir, algo parecido a lo que es la denominada "banca privada"; lo que requiere, más que nunca, una estrechísima relación de confianza y respeto mutuo entre ambas partes. Solo de esta manera la empresa bancaria "crecerá responsablemente", será competitiva, y sus trabajadores y clientes estarán plenamente satisfechos, contribuyendo a la mejora de la economía y, consecuentemente, de la sociedad.

Marcelino de Zamora