Si poner una pica en Flandes, es llevar a buen puerto algo difícil de resolver, el Gobierno de España lo ha hecho sin despeinarse y es de agradecer su pronta reacción. No podemos ser los muñecos del pim pam pum de una parte de Europa en entredicho, como es el caso de la región flamenca, una de las tres que componen Bélgica. Conocidas son las críticas a la democracia española del presidente del Parlamento flamenco, Jan Peumans Son ya tres las veces que el presidente del Parlamento de Flandes se permite realizar ataques inaceptables a la democracia española, comparando lo que pasa en Cataluña y en Bosnia cuando son realidades muy diferentes.

En esta ocasión, y ojalá sirva de precedente, se ha actuado con rapidez de acuerdo con el artículo 9 del Convenio de Viena de Relaciones Diplomáticas, "España deja de considerar al consejero y delegado del Gobierno de Flandes, André Hebbelinck, como agente diplomático de la Embajada del Reino de Bélgica, retirándosele los correspondientes privilegios e inmunidades". Sí señor. Así se actúa, sin demoras y sin contemplaciones. No son los flamencos de Flandes quienes para dar lecciones de democracia a los españoles de España, por lo menos de esta parte de España a la que critican. ¿Cómo es posible que se alineen al lado de esos dos locos de atar que son el zar Puigdemont y el zarévich Torra?

Pues lo han hecho quienes más problemas plantean a la corona belga. Porque Bélgica es un reino, mal que pese a separatistas y republicanos, y Flandes forma parte del mismo. Al igual que España es un reino y Cataluña forma parte del mismo. Estos y aquellos están por dar guerra y como Dios los cría y ellos se juntan en Waterloo, ahí tenemos el resultado convertido en insulto, en comparaciones odiosas. Les debe haber escocido en sus partes la solución dada por el Ministerio de Exteriores español puesto que el presidente de Flandes ha pedido al gobierno belga que convoque a la embajadora de España. Para el caso que le ha hecho el Gobierno belga, no sé a santo de qué el flamenco se ha molestado en pedir árnica.

Nunca un estatus diplomático ha estado mejor retirado que éste que posiblemente sirva para bajarle los humos al Gobierno regional flamenco. Eso es lo que son, un gobierno regional, como lo son los de Andalucía, Castilla y León, Galicia, País Vasco o Cataluña, mal que pese a todos estos indocumentados que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. El Gobierno belga, que tampoco está muy contento con lo que sucede en Flandes, ha venido tomando una más que conveniente distancia, poniéndose de perfil y diciendo que de crisis diplomática, nada de nada. Aquellos que nos ofenden en el Parlamento regional flamenco son de la misma ralea que Puigdemont y Torra, militan en el partido independentista flamenco que tantos quebraderos de cabeza da a los belgas y a su Gobierno. En menos de un mes el Ministerio de Exteriores se ha visto obligado a convocar hasta tres veces al embajador belga en señal de protesta por las palabras de Peumans sobre el "procés" y las relaciones entre el Gobierno de la Generalitat y el Gobierno de España que mal que pese a todos estos, es su Gobierno, el que les mantiene y paga religiosamente, por mucho que ahora salga Artur Mas diciendo que España los quiere arruinar. Ellos sí que están arruinando Cataluña y como el Gobierno no ande presto, son capaces de arruinar al conjunto de España. Sólo que no lo vamos a permitir. De momento el gobierno ha puesto una pica en Flandes que los independentistas flamencos han acusado con dolor.