Cualesquiera personas, que merezcan con un mínimo tal denominación, estamos para servir unas a otras; si no queremos ser unos "parásitos sociales", unos "chupópteros" del esfuerzo y los recursos de los demás, los cuáles tanto tiempo y dedicación implica obtenerlos; pues, más si cabe, entre otros muchos motivos, por las excelentes retribuciones que obtienen, por los complementos de "peligrosidad" y demás "zarandajas"; quiénes voluntariamente se dedican a la función pública tienen la obligación inexcusable de cumplir con todo rigor, deferencia, respeto, consideración y escrupulosidad, la atención, y la solución de la problemática, a la ciudadanía que en cada momento requiera de sus servicios; y que, con la inmensa y voluminosa paga de tributos, financia su "soldada".

Así, cuando se supone que se "está de servicio", lo que no procede, de ninguna manera , es estar tomando café con la "amiguísima, y simpatiquísima, del alma"; y desde la barra, y sin presentarse y dirigirse personalmente al ciudadano indicándole el motivo, sin identificarse, preguntarle públicamente, casi a voz en grito, por datos personalísimos, no inquirir por su situación, no prestarle ayuda, no ser un "ángel" de quién se encuentra en una circunstancia de debilidad; actitud "impresentable", desde todos los puntos de vista, vulnerando las más elementales disposiciones de la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, de la que forman parte los Cuerpos de Policía dependientes de las Corporaciones Locales, art. Segundo c); y que deben " Actuar con integridad y dignidad", art. Quinto.1.c).; Ley 9/2003, de 8 de abril, de coordinación de Policías Locales de Castilla y León, modificada por la Ley 3/2018; Ley 7/1985 Reguladora de las Bases del Régimen Local, Real Decreto Legislativo 781/1986, de las Ordenanzas Municipales, Reglamentos de personal, de los protocolos "ad hoc", etc., etc., etc.

La más elemental falta de educación, de empatía, etc., etc., etc., con estos comportamientos se ponen en evidencia, y que debieran de cuidar muy especialmente quiénes están "front office", en relación directa, y "cara a cara" con la ciudadanía, de la que también los miembros de la policía local forman parte, cuando se "quitan el uniforme"; y reitero, también pagado con los dineros recaudados de los que forman parte del padrón de habitantes del municipio; como las armas reglamentarias, que no están para "traficar con ellas", precisamente.

Si en todas profesiones "hay que estar al día" y para ello asistir a cursos de "perfeccionamiento", a pesar de que no suelen apetecer, por que "suelen ser un rollo, dedicar algo de atención, con lo que cuesta?", etc., sí que sería deseable que se impartieran para corregir comportamientos inaceptables con los "hombrecillos" (sic), al decir de alguna agente de la autoridad; y que la profesionalidad, el trato, fueran minimamente aceptables, y no reprochables, cuando tantas veces lo son; así alcanzarían la estima ciudadana, de la que carecen casi por completo.

Ah! y cuando se presenta una denuncia o reclamación en el "cuartelillo", contesten los supuestos responsables del Ayuntamiento, la Ley 39/2015, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas y la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sector Público; entre otras muchísimas, a ello obliga. El silencio administrativo es una vergüenza, un descrédito para el Ayuntamientos, sus políticos y funcionarios.

Y mis agradecimientos al servicio de ambulancias, por su rapidez y diligencia; exquisito, correcto, amable y profesional trato de su personal; quizá, de los poquísimos servicios públicos que "funcionan".

Marcelino de Zamora