"Mariconez". Esta palabra será uno de los minutos de oro esta noche en la televisión española. María y Miki, dos concursantes de Operación Triunfo que hace una semana no habían oído nunca "Quédate en Madrid", cantarán ese tema mítico de Mecano después de haber suscitado una inverosímil ola de críticas contra Ana Torroja y los hermanos Cano. El despropósito colectivo comenzó cuando María, hija de un coautor de "La puerta de Alcalá", se negó a decir "mariconez". "Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez, y ahora hablo contigo en diminutivos, con nombres de pastel". Pidió, alegremente, cambiarlo por "estupidez", como si las canciones no tuvieran ni creador, ni época, ni derecho a existir incluso incorrectas y chirriantes.

A partir de ahí, drama total entre el programa, Ana Torroja y José María Cano, quien prohibió cambiar la letra que escribió a finales de los ochenta. En 1988, "Quédate en Madrid" compartió "Descanso dominical" con "Mujer contra mujer". Una de las primeras canciones sobre homosexualidad en español. Y de mujeres. Un himno. "Quién detiene palomas al vuelo, volando al ras del suelo, mujer contra mujer". Censurada en su momento en varios países latinoamericanos. Defendida, siempre, por el grupo. Cómo iba a ser "mariconez" homófobo. Las canciones, como todas las obras creativas, hay que entenderlas en su contexto. Y está bien que existan tal y como fueron. Solo así podemos ver cómo hemos cambiado.

Está bien también y es alentador que una veinteañera en 2018 rechace términos anacrónicos. Pero lo que se ha generado a partir de ese choque comprensible es triste, es injusto y desborda lo ridículo. Hordas de personas llamando "carcas" a Ana, José María y Nacho. Hablando de la "homofobia" de Mecano. ¡De Mecano! Como si un Mecano nos pasara todos los días, todos los años o todas las décadas. Mecano es historia de la música en español e historia de España. Crónica del despertar creativo y sexual tras cuarenta años de oscuridad. Relato de los estragos de la droga y el sida en toda una generación. "El fallo positivo anunció que el virus que navega en el amor avanza soltando velas, aplastando las defensas por tus venas". "Déjalo ya, sabes que nunca has ido a Venus en un barco, quieres flotar, pero lo único que haces es hundirte". Definición precisa sobre el pueblo partido que seguimos siendo. "Y entre gritos y pitos, los españolitos, enormes, bajitos, hacemos por una vez, algo, a la vez".

Mientras María y Miki hacían el pase de micros del sábado, esta vez cantando "mariconez" con cara de "a mí no me mires", en Buenos Aires se veneraba a Mecano. Casualidad o no. El escritor estadounidense David Leavitt, gran narrador de la homosexualidad contemporánea, describía "Mujer contra mujer" como "un temprano himno gay prohibido por la iglesia católica". Y elegía otro tema emblemático -tantos los son- del grupo madrileño para la "melodía desencadenada", una conversación sobre música y letras del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA). "Laika era el tema que más cantábamos los dos años que viví en Barcelona a finales de los ochenta", contó.

La frase que le fascina de "Laika" es "en la tierra una perra menos, en el cielo una estrella más". En los pasillos del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), se comentó bastante que Mecano tiene letras mucho más impactantes. Para escribir esta columna, pedí en Twitter frases memorables de Mecano. Por bonitas, por locas, por creativas, por irrisorias. Por malas de remate, también. "Pero de peón la única salida es la revolución"; "el blanco bueno es el blanco muerto" ; "a la luz de un flexo, nos damos un bexo" ; "este hijo es de un payo y yo no me lo callo" ; "pero cuanto más me cura, al ratito más me escuece, porque amar es el empiece de la palabra amargura". Y, pintadas para la ocasión, "la ignorancia de los demás, vestida de puritana y de santa moral", "que con mis piedras hacen ellas su pared".

No me digáis que vamos a olvidar "Mujer contra mujer" por un "mariconez" de hace treinta años. Que les hemos perdonado la, quizás, peor rima de la historia de la música en español (no hay marcha en Nueva York y los jamones son de York) y ahora arde Troya porque no sabemos mirar al pasado de forma sana. Como en el Ministerio del Tiempo, la historia se puede y se debe revisitar, cuestionar, pero no cambiar. ¿Blanqueamos el machismo de los soldados españoles del XVI o lo exponemos con un Alonso de Entrerríos en vaqueros abrumado por la libertad de la mujer en los ochenta? Eso es el "mariconez" de "Quédate en Madrid" a seis minutos de distancia del "Mujer contra mujer". El testimonio de una España en plena mutación.