En Zamora, cuando de desfile se habla, siempre o casi siempre es referido a los desfiles procesionales de la Semana Santa. No hay otros desfiles. Hasta ahora, cuando parece que se empiezan a retomar antiguas costumbres desgraciadamente perdidas, y que en Zamora siempre han contado con un público entregado y expectante. Me refiero a los desfiles militares. Nunca he entendido por qué, de la noche a la mañana, se tuvo que recluir a los uniformes en los cuarteles. Y cuando hablo de uniformes me refiero obviamente a la Guardia Civil, a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas.

La pérdida del Cuartel Viriato nos dejó sin el caqui del paisanaje que formó, durante tantísimos años, parte del paisaje de la Zamora urbana. Son de agradecer los esfuerzos del coronel José Andrés Cuéllar Izquierdo, Subdelegado de Defensa en Zamora, por acercarnos, Tierra, Mar y Aire, no sólo el trabajo ímprobo y sacrificado de las Fuerzas Armadas Españolas a través de exposiciones, conciertos y conferencias, también a sus miembros, a los hombres y mujeres que les dan vida y contenido.

Por eso, a pesar del puente festivo que se llevó fuera de las lindes provinciales a muchos zamoranos, el desfile de los agentes de la Guardia Civil, contó con el aplauso y la cálida acogida de los zamoranos. No se puede recluir a los agentes que tan extraordinario trabajo realizan en Zamora, en el interior del cuartel de Fray Toribio. No tienen por qué cambiar el uniforme por la indumentaria de paisano cuando salen a la calle. Los uniformes dan seguridad y siempre son bien recibidos por la población en general. A tenor de lo dicho por el público, el desfile supo a poco. Se circunscribió casi al entorno del cuartel de la Benemérita. Podría haber tenido un recorrido más amplio que hubiera hecho más brillante si cabe la marcialidad de sus hombres y mujeres.

Porque, este año y ojalá siempre, las mujeres han cobrado un especial protagonismo al cumplirse el 30 aniversario de la incorporación de la mujer a la Guardia Civil. Tengo ganas de que hechos así empiecen a verse como normales y no haya que dedicar mención especial alguna a lo que en realidad ha venido a enriquecer notablemente el devenir del Instituto Armado: la presencia de las mujeres. La foto que ilustraba la portada de LA OPINIÓN el pasado sábado, con las agentes como protagonistas, da fe de la importancia de su incorporación a un orbe que las estaba necesitando, no sólo como abnegadas esposas y madres. Ello demuestra la importancia de la igualdad que, en otros sectores, no se alcanza o se resquebraja. Pero, por favor, eso sí, una igualdad en méritos y atribuciones, no por el hecho del género.

No hay que imponer el género. Seremos más libres y alcanzaremos cotas superiores cuando se abandone esa especie de proteccionismo que se ejerce por sectores del feminismo y de la política que parecen ser quienes en verdad no lo ven con la naturalidad que lo vemos la población. Seguro que muchos zamoranos no sabían la cantidad de mujeres uniformadas que residen en el Cuartel de Fray Toribio. El desfile del día del Pilar, su Excelsa Patrona, desveló muchas incógnitas al respecto. Y eso fue gracias a esa parada que a los allí congregados nos supo a poco. Un desfile que nos mostró un poco de lo mucho que atesora la Guardia Civil, siendo lo mejor del Benemérito Instituto, sus hombres y mujeres. Y sus familias, a las que por nada del mundo quiero olvidar y que también se merecen el aplauso unánime de la población zamorana.